CAPÍTULO 1. UN GOLPE DE… ¿SUERTE?
Abro los ojos lentamente y un
fuerte dolor de cabeza me hace ver borroso. No sé qué ha pasado aún pero me doy
cuenta de que la gente que está alrededor de mi cama no es la esperable… ¿Será
una alucinación?
Me llama tremendamente la
atención la presencia de mis acompañantes porque entre ellos está mi madre.
Aquella preciosa mujer lo sigue siendo cincuenta y dos años después pero hay
algo raro porque son exactamente cincuenta y dos años los que hace que después
de aquel terrible accidente de tráfico me quedé sin ella. Y a su lado… mis
compañeros, mis grandes amigos del colegio. Ahí están Lydia y Javier. “Los tres
magníficos” solían llamarnos los profesores, ¿por lo buenos que éramos o porque
siempre estábamos preparando alguna maldad? No lo sé. Estoy completamente
desubicado. Es gratificante ver que la amistad continuaba a pesar de la
distancia y a pesar de los años que habían transcurrido sin vernos.
¡Allá voy!, me dije. Me planteé
preguntarles qué había ocurrido, y más importante, qué hacían ellos allí.
Porque lo que yo sentía era una mezcla de alegría y enfado porque sí, después
de varias décadas estaba otra vez con la gente de mi infancia y sobre todo con
mi madre, pero ¿dónde estaba mi familia? ¿Dónde estaban mi mujer y mis hijos?
Después de todo lo que yo había hecho por ellos, y en este “extraño” momento me
abandonaban… Pero todo esto no dejaba de hacerme pensar porque mi madre seguía
tan joven como en el momento en el que la perdí y mis amigos rondarían los 13
años… Entonces ¿yo quién soy y qué edad tengo?
Intenté verbalizar todos estos
pensamientos pero la tarea que mi cerebro había enviado a mi boca con la
intención de hablar no funcionó. Me puse aún más nervioso. ¿Acaso me he quedado
mudo? ¡Ay Dios mío! Pero ahí estaba mi madre, se dio cuenta de que ya estaba
consciente y corriendo llamó a mi padre: ¡Pepe, corre que Gonzalo parece que va
a decir algo!
¡Qué bien! Mi padre también
estaba allí.
Ya vi que todos mis acompañantes
me miraban con cara de admiración y volví a intentar la tarea. Ya sí. Ahora sí
que mi lengua quiso trabajar. Se había vuelto vaga de tanto tiempo sin hacer
nada…
-
¡Hola! Dije tímidamente.
Seguían mirando atónitos y con
lágrimas de alegría, supongo, porque las lágrimas pueden ser tanto de felicidad
como de tristeza…
-
Contadme… ¿qué ha pasado?, ¿qué hacéis vosotros
aquí?... Y lo más importante… ¿En qué fecha y en qué lugar nos encontramos?
La simpatía y la espontaneidad de
Lydia continuaban vigentes y ella fue la encargada de arrancarme mi primera
sonrisa después de esta situación tan extraña.
-
¡Ya te vale! Menudo susto nos has dado. ¡Ya iba
siendo hora de que nos dieras señales de vida! ¿Cómo te encuentras?
-
Bien, pero me suena todo extrañísimo…
¡Contadme!, insistí.
-
Responderé rápidamente a tus interrogantes, me
dijo mamá. ¿Cuántas veces te habíamos advertido de la necesidad del casco para
ir con la bici? Pues bien, ha pasado. Mientras estabais dando una vuelta con
vuestras bicicletas, te has caído y te has golpeado la cabeza con una gran piedra
y eso te ha dejado “fuera de combate” durante dos semanas. Aquí estábamos
esperando a que abrieras los ojos, y hoy los has abierto, el 25 de enero de
2016.
-
¿2016?, pregunté alertado. ¿Dónde están
Estefanía, Vega y Hugo?
-
¿Quiénes son esos?, preguntaron mis padres a
coro.
En este momento creía que había
una cámara oculta o que ellos estaban intentando gastarme una broma. ¿No
recordaban a su nuera y a sus nietos? Bueno, mamá no, pero ¿mi padre?
-
Mi mujer y mis hijos…
La cara de preocupación de todos
fue evidente, ¿qué estaba pasando?
-
Gonzalo, deja de bromear y no seas “fantasma”,
tienes 13 años. Creo que es un poco pronto para pensar en mujer e hijos, ¿no
crees?, dijo Javier.
Llamaron corriendo al doctor para
explicarles la tan extraña conversación que habíamos tenido, y yo seguía
pensando que aquí había algo raro. ¿He viajado en el tiempo? ¿Me han
secuestrado los extraterrestres? ¿Me han hecho un trasplante de cerebro? Si
seguía pensando la cabeza me iba a estallar, así que decidí dormirme un rato
porque toda esta situación me había dejado muy cansado. A ver si cuando
despierte me dan una explicación y yo les cuento toda mi vida. ¿Seremos capaces
entre todos de recordar qué y cómo es mi vida?
Capitulo2:
Me desperté y vi a todos
alrededor mío y les dije:
- Donde estoy, que me ha
pasado.
Mis compañeros me contaron
que me caí de la bici y Jimmy, el Guardabosque me encontró y me llevo al médico.
Y allí me atendió el médico
Tobías.
De repente, entró el médico
y me dijo:
-Ya te has despertado, bueno
qué tal? , te has dado un buen golpe en la cabeza.
Yo le respondí:
Que si era una broma, porque
yo ya tenía mis años y una familia.
El médico se lo tomo de
risa.
-Seguro que has tenido un
sueño, solo tienes 13 años, es imposible que tengas una familia.
Yo estaba alucinando, estaba
sintiendo como si una parte de mi vida había desaparecido en un momento.
Mi madre me dijo que mañana
nos íbamos Jimmy y mis amigos a su casa
a pasar el fin de semana.
Por una parte me sentía
alegre porque iba a visitar la antigua casa de mi madre pero, por otro confuso.
Bueno a ver como pasamos el Fin de.
Capítulo
3: El recuerdo fascinal.
Los amigos de Gonzalo le empezaron a recordar cosas pero no
las recordaba ni lo sabía pero de lo único que se seguía acordando era que
tenía mujer e hijos. Pero en un momento inesperado Gonzalo recordó todo y de
repente el medico apareció, Gonzalo le dijo al médico que si se podía ir a casa
pero el medico dijo que no, pero Gonzalo dijo que ya recordaba todo y el medico
insistió diciéndole que no porque le iban a sacar sangre y a hacerle
radiografías del cerebro. Por si había una contractura pero el medico dijo que no
había nada y si volvió a casa pero con sus abuelos porque sus padres se habían
ido de viaje a parís y llamaron al móvil y eran los padres de Gonzalo, les dijo
que si ya estaba bien y Gonzalo dijo que si y los padres ya estaban tranquilos y
le dijeron que la semana que viene iban a volver casa y luego se iban a ir otra
vez a Italia pero un día los padres no volvieron y los que conducían el barco
de donde volvían les dijo que se han habían perdido por el mar. Pero por suerte
los padres habían encontrado una isla
desierta y pequeña. Luego se
hicieron una moto acuática con lo que encontraron, por suerte encontraron un motor y gasolina porque había piezas de
aviones tiradas por la guerra que había pero que había acabado. Y volvieron en
una semana a casa y Gonzalo se puso muy feliz al volver a ver a sus padres.
Capítulo 4: El reencuentro
Por
suerte, todo fue un sueño debido a que los medicamentos que había tomado le
habían jugado una mala pasada. Bueno, más bien fue una pesadilla. Pero el caso
es que hay seguía, pensando en todo lo sucedido porque no le encontraba el
sentido; hasta que llegó Tobías. Él le anunció que podía levantarse y darse un
paseo por el hospital porque le vendría bien y así, en el mejor de los casos,
poder llegar a encontrar un nuevo amigo. Al ponerse de pie sintió un cosquilleo
en las piernas debido a que no se había levantado de aquella cama en varios
días. Era como si tuviera que aprender a andar de nuevo. Se recorrió hasta la
última sala de ese hospital y cuando ya iba a volver a su cama de nuevo, le
llamó la atención una sala en la que había montones y montones de niños
jugando. Decidió asomarse y entre todos esos niños la llamó mucho la atención
una niña de la misma edad que Gonzalo, con pelo rubio y piel morena. Le sonaba
mucho su cara, y en ese momento le vino el primer recuerdo verdadero desde su
estancia en ese aquel extraño hotel. ¡Era una de las mejores amigas de Gonzalo!
Ella se fue del colegio hace unos años pero Gonzalo no ha borrado su recuerdo.
Ella se llama Rebeca y fue muy buena compañera con Gonzalo. Gonzalo la reconoció
al instante y la dio un abrazo repentino. Ella tardó más en saber que era uno
de sus mejores amigos en su infancia el que le dio ese abrazo. Los dos se
alegraron mucho de verse. Se contaron los motivos de por qué estaban en el
hospital. Llegó el momento de despedirse y volver cada uno a su sala para
descansar pero antes de irse quedaron para verse el próximo día y así cada uno
poder presentar a sus amigos. Volvió a su cama bastante más alegre de lo
habitual y no pensó en ni un solo momento en todo el extraño caso al que se
enfrentaba. Estaba deseando que llegara mañana y se echó en la cama a dormir y
eso que eran las doce de la mañana pero ninguno de los acompañantes del chico
(madre, padre, amigos…) no le avisaron de la hora porque desde que estaba en el
hotel nunca nadie le había visto tan contento desde que entró en el hotel.
Todos se acurrucaron al lado de él y le hicieron compañía durante todo el día.
Esta vez nuestro protagonista no soñó nada, pero si lo hubiera hecho hubiera
sido un sueño muy agradable porque el día de hoy para Gonzalo está siendo
fascinante.
CAPÍTULO 5: LAS PRUEBAS
Me
desperté y allí vi a Rebeca, que había ido a verme. Lydia, Javier y yo
estuvimos un buen rato hablando con Rebeca y recordando nuestros momentos
juntos, ya que llevábamos unos cuantos años sin verla. Cuando mis padres
volvieron de desayunar con los padres de Rebeca ella regresó a su sala. Después
llegó Tobías y nos comunicó que me realizarían un par de pruebas para ver
cuando podían darme el alta. Luego bajamos a la cafetería del hospital para
comer, porque ya eran las 14:30. Terminamos y subimos de nuevo porque a las
13:00 me realizarían las pruebas. Me retrasé un poco debido a que me quedé
dormido. Todos menos Rebeca me acompañaron a las pruebas, cuando terminaron con
migo tuvimos que esperar bastante tiempo a que nos dieran los resultados, y por
fin, me llamaron por megafonía, los resultados no nos hicieron mucha gracia ya
que debíamos permanecer en el hospital varios meses más. Rebeca me contó que
ella también debía permanecer en el hospital más tiempo, no me dijo cuanto,
pero si me dijo que todavía no podía regresar a su casa. Durante una semana los
días se me hacían eternos, interminables, pero empezó a gustarme estar allí
rodeado de mis amigos y sobre todo Rebeca, la niña que llegó a ser una de mis
mejores amigos, pero que se fue del colegio. La siguiente semana lo pasé mejor,
debido a que ya podía ir solo (aunque acompañado de mis amigos) a la mayoría de
los sitios. Lo único que no me gustaba del todo era la diferencia de anchura de
los pasillos, unos eran muy anchos mientras que otros eran demasiado estrechos.
Un día, el día 28 de enero de 2016 exactamente, mis padres salieron a comprar y
me quedé solo con mis amigos, estuvimos hablando de que ellos no podrían faltar
más a clase porque los profesores iban a empezar a sospechar sobre su ausencia,
pero yo les convencí para que se quedaran conmigo.
Capítulo 6 : Último día en el hospital
Esta mañana me desperté con un gran dolor de cabeza
debido a las pruebas de ayer, me fui a desayunar a la cafetería donde mi
familia y amigos me esperaban en una mesa.
Me acerque a ellos, parecían felices, - por fin te
despiertas dormilón- me dijo mi madre con un tono muy alegre.
- Te íbamos
a despertar pero parecías muy cansado por las pruebas de ayer- me dijo mi padre.
- Bueno,
¿ya os han dado los resultados?- pregunté un poco asustado.
- Sí-
me dijo Rebecca.
Yo estaba muy asustado por saber el resultado de las
pruebas. Mientras estábamos desayunando llego el medico Tobías, y al verme se
puso muy contento, me levanté y fui hacia el para que me diese los resultados.
Nada más acercarme a él, me dio unos papeles y me dijo
que solo los viera cuando estuviese con mi familia y amigos.
- Pero
si mi familia y amigos me han dicho que ya lo han visto- le dije
- No,
no lo han visto solo que les dije que ya teníamos los resultados, y al decirles
eso se pusieron muy contentos, bueno vete a acabar de desayunar y mira los
resultados con ellos.
Me escondí los resultados y me fui a desayunar. Después
de desayunar les enseñé los resultados, en los resultados ponía que estaba todo
bien y que ya me podía ir a casa tranquilo, mi familia me dio un gran abrazo.
Antes de irme del hospital me fui a despedir de Rebecca,
ella me dijo que me lo pasara muy bien fuera del hospital, la di un abrazo y me
fui del hospital.
Capítulo
7: ¿Qué le pasa a mi madre?
A la salida del hospital,
mis padres ya me esperaban con todas las cosas que yo había traído al hospital
cargadas y metidas en el coche.
Me monté y me aleje mirando
por la ventana para ver si conseguía divisar a Rebeca, pero no estaba en la
ventana de su habitación del hospital. Me dirigía a casa, ya casi no sentía
ningún dolor en la cabeza, tenía un chichón enorme debido a la caída, pero con
todo el pelo que tenía, casi no se me notaba. Pasamos por el colegio, pero como
el médico me había recomendado que no fuese durante una semana, mi padre no
paró el coche y continuó hasta mi casa.
Ya en casa, me dirigí corriendo
hacía mi cuarto, dónde me puse a jugar a una de las cosas que más añoraba desde
que estaba en el hospital, mi preciada Nintendo Station One, la cual todavía
conservaba en mis recuerdos "futuros". Estuve jugando toda la mañana,
y aunque no me acordaba bien de cómo se jugaba al juego, al final conseguí vencer
en una partida "on-line" a un pringado llamado John.
Después baje a comer unas
riquísimas alitas de pollo, tan ricas estaban
que repetí plato ¡tres veces! No paraba de decirle a mi madre...
-¡Pollo, pollooo...!-.
Por la tarde quedé con mis
amigos. Tenían mucha envidia porque decían que me estaba saltando uno de los
temas más aburridos del año, los minerales.
Me contaban que para qué les va a servir saber lo que es cada roca,
piedra o mineral si para lo único que ellos utilizaban las piedras era para
tirarlas al río y hacer ranas, y yo les daba la razón, porque aunque me gustan
mucho las piedras preciosas y los minerales brillantes, las feas solo las utilizaba
para tirarlas al río. Nos despedimos hasta el siguiente día y yo regresé a
casa.
Allí seguí jugando con mi
consola hasta la hora de cenar, pero cuando baje a comer lo que parecía oler a
pizza, una cosa rarísima le pasaba en los ojos a mi madre; ¿¡porque mi madre tenía
un solo ojo!? Yo, que estaba casi abajo de las escaleras, me froté los ojos y
volví a mirar, ¡seguía teniendo un solo ojo!, ella, por suerte no había visto
mi reacción; subí hacia mi cuarto todo
lo rápido que pude, me encerré en él y comencé a hiperventilar. ¿Qué pasaba?, ¿por
qué mi madre tenía un ojo en vez de dos?, eso era muy raro, al principio pensé
que había sido una especie de efecto secundario del golpe en bici, o una
alucinación, o incluso me podría haber jugado una mala pasada estar jugando
tanto tiempo a la consola a un juego de zombis, pero, y si era real, y si lo
que yo veía no eran alucinaciones, yo estaba seguro de saber bien lo que había
visto, y todavía no me lo podía creer. ¿Y si a mi padre también le pasaba algo?,
¿o a mis amigos?, ¿yo que haría?, ¿llamaría a la policía o me callaría? La
cabeza me daba vueltas y más vueltas y no podía pensar en otra cosa que no
fuera el ojo de mamá y sobretodo no podía pensar en otra cosa que no fuera en...
-¿¡Qué haré!?
Capítulo 8
De repente, el mundo se
ponía patas arriba y veía cuadernos volando. Me desperté de ese sueño de locos
y me levante de la cama, recordé que des pues de cenar me subí a la cama a
dormir, vi que eran las 5:00 de la mañana. Cómo no tenía sueño, me fui a ver la
tele, cuando mi madre se despertó a las 8:00 de la mañana me vio y me pregunto.
-¿Desde cuándo estas
levantado?
Dije.
-Llevo media hora levantado
por los dolores de cabeza. Vino hacia mí me apago la tele.
-Levántate y vamos a
desayunar.
Mientras desayunábamos me
conto que en las pruebas tenía que tomarme unas pastillas durante dos meses.
Dijo que lo malo de las pastillas era que te mareaban y no dejaban dormir bien. Entonces me di cuenta
por qué tuve esa pesadilla.
La pregunte si podía ir hoy
a comer con Javier, porque por la tarde jugaríamos un rato al Modern combat 5.
Se negó, porque hoy tenía que hacer las tareas que no hice mientras daban el
tema.
Por la tarde, me encerré en
mi habitación y asumí las tareas pendientes.
Después de dos horas
trabajando, oí piedrecitas que golpeaban en mi ventana, era Javier que quería
que saliera a la calle con él. Le comente que estaba terminado mis deberes y aún mi quedaba algo por terminar.
Después de dialogar un buen rato, me convenció
para que saliera con él. Cogí unas
sábanas las ate y me deslice por la
ventana (mi habitación tan solo estaba en la segunda planta).
Nos dirigimos hacia el rio,
ya que según Javier había un montón de ranas y renacuajos. Estuvimos allí toda
la tarde, no me di cuenta de la hora, se nos había hecho ya las 21:00 de la
noche. Corrí hacia casa contento por la tarde que había tenido.
Subí por la sabana pensando
que nadie se había enterado de mi escapada, pero cuál fue mi sorpresa al llegar
arriba de la ventana que allí los encontré, mi madre y mi padre con cara de
pocos amigos deseando echarme la bronca del siglo.
Capitulo 9 – Dos días en el hospital
Y
así fue, mi padres estuvieron durante media hora diciéndome que no podía salir
de casa sin avisar y menos teniendo deberes, la verdad es que ya me estaba
durmiendo un poco, pero sin quitarme del rostro la cara de arrepentido, a ver si arrepintiéndome el castigo era menor.
Cuando terminaron, me dijeron que estaba castigado dos semanas sin tele, pero
por si no fuera suficiente también me pusieron deberes extra, pero como en el
fondo tampoco estaban muy enfadados porque no me había pasado nada me dejaron
quedar con Javier. Por la tarde fui a la casa de Javier y me dijo que estaba a
punto de ir al GAME para comprar el Call Of Dutty, así que ya que había ido
hasta su casa le acompañé a comprar el juego y luego fuimos a su casa a jugar
un rato. Al salir me despedí de Javier y volví a casa, al llegar me puse a ver
una película en el portátil y a la hora de cenar baje las escaleras y mi madre
me dijo que ese día había una sorpresa para cenar. Fuimos a la cocina y vi que
de cenar había como una especie de espaguetis con tomate y frutos secos, yo me
puse contento porque la pasta es una de mis comidas preferidas, mi madre me
dijo que había puesto frutos secos porque a ella la gustan mucho y quería que
los probara. Al dar el primer mordisco me empezó a picar muchos la garganta y
poco después fue a mas, después de 2 minutos no podía respirar y rápidamente me
llevaron al hospital, al llegar me pusieron una inyección y me dijeron que era
alérgico a los frutos secos y que debía permanecer dos días en el hospital para
observar cómo evolucionaba.
A
los dos días me dijeron que ya estaba perfectamente y me dieron el alta, al
llegar a casa Javier me estaba esperando en la puerta con sus padres y me dijo
que tal estaba, yo me puse muy contento porque se había acordado de mí.
Entramos todos en casa y Javier y yo nos pusimos a ver la tele, saltándome el
castigo pero después de este susto se les había olvidado por completo.
Por
la noche tuve otra pesadilla en la que me estaba muriendo en el hospital y en
el suelo estaban los cadáveres de Javier y mis padres, vaya días de pesadillas
llevo…
Por
la mañana les dije a mis padres que los medicamentos me estaban sentando mal y
no paraban de tener pesadillas y ellos me dijeron que…
Capítulo 9. Una sorpresa familiar
Cuando me
desperté de una noche eterna decidí abrir la ventana y ver a los pájaros
cantar. La verdad es que era un día precioso. Nada más levantarme fui a la
cocina, para desayunar. Como me acaba de levantar me balanceaba por las escaleras
como un borracho. Cuando al fin llegué, mi madre estaba bebiendo una taza de té
y mi padre estaba leyendo el periódico.
Al terminar
de desayunar fui a llamar a Javier para dar un paseo con él y despejarme un
poco. Cuando me puse en camino a su casa, oí un coche algo viejo según el
fuerte y chirriante ruido del motor. Me parecía raro porque a esas horas no
había nadie con el coche, como mucho, gente paseando por las pequeñas calles.
Los que
ocupaban el coche me parecían de haberles visto antes. Aparcaron en una plaza
en frente de la casa de mis vecinos. Del asiento del volante bajó un hombre
algo gordo y alto y bastante mayor y del asiento de al lado bajó una mujer
también mayor pero bajita y delgada. Cuando los dos me miraron gritaron:
-¡Gonzalo!-algo sobresaltados.
Yo pensando
de que eran unos hombres borrachos eché a correr, como un gato perseguido por
una jauría de perros. Cuando ya me alejé demasiado pensé un momento porque correr
si eran unos hombres tan mayores. Inmediatamente fui a pedirles perdón pero no
estaban en la plaza y les vi entrar por la puerta de mi casa.
Fui corriendo
para avisar a mis padres que cuando llegué me dijeron:
-¿Cómo se te
ocurre huir de tus abuelos?-con cara de pocos amigos y yo exclamé:
-¿Cómo que
abuelos?-Y mi abuela dijo-Así es somos tus abuelos, él es Josey yo Josefina,
hemos venido para ver como estabas después de ese golpe, y bien ¿cómo estás?
Yo algo
extrañado les expliqué todo lo que me pasó y después por la noche vino el
momento de las despedidas y vi como mis abuelos se alejaban en su coche
moviendo la mano para decir adiós. Pero de lo que no acuerdo no son solo los
abuelos no me acuerdo de nadie más, ¿habrá alguien más en mi vida o solo
estaban mis abuelos? Tendré que descubrirlo.
Capítulo 10- Sospechas-
Yo les dije que
seguro que lo que me pasaba era algo pasajero, que no debía preocuparme ni
preocuparles, pero mis padres y mis abuelos decidieron que consultarían al
doctor Tobías.
Mientras tanto, yo no me sentía como un niño de trece
años precisamente, recordaba a mi familia, mi mujer y mis hijos, pero también
me acordaba de la que había sido mi mejor amiga, Rebeca, esa niña que hacía que
pensase tanto en mi familia, era tan guapa y tan simpática... ese era el
recuerdo más bonito desde que me desperté en el hospital, aunque volver a ver a
mis amigos, a mis padres y a mis abuelos había sido también muy bueno aunque a
mis abuelos no les recordaba bien. Mi madre hacía los bizcochos más ricos del
mundo, cuanto se preocupaban todos por mí, me daba la sensación de que hacía
muchos años que nos le veía, aunque ellos insistían en que hacía solo unos días
que habíamos estado todos juntos.
Al día siguiente,
al levantarme por la mañana desayuné con mis padres unas tostadas con
mantequilla y mermelada buenísimas, me duché y me marche directamente al
instituto, decidió a encontrar alguna pista que aclarase lo que estaba pasando
y ¿por qué tenía trece años otra vez?, o ¿por qué pensaba que yo era adulto y
tenía una mujer y unos hijos?
Al entrar en clase mis compañeros me miraron con
curiosidad, Lydia y Javier, dos de mis amigos me sonrieron, me senté al final
de la clase y empecé a pensar en esa
niña, Rebeca, no me la podía quitar de la cabeza, ¿por qué era tan importante
para mí?.
Comenzó la clase de historia, que aburrida, ya me la
sabía de memoria, ¿cómo era posible? Se suponía que nuestra profesora Marta
comenzaba hoy con el tema nuevo pero no lo era para mí, algo raro estaba
pasando. De repente un recuerdo me vino a la memoria, fue como una visión,
recordaba algo como de una maquina o un experimento…
Decidí entonces dar un paso más e ir al laboratorio de
ciencias, tenía la sensación de que allí podría encontrar alguna respuesta a
mis preguntas. Una hora más tarde llegó el recreo salí al patio y me rodearon
todos mis compañeros a ver qué tal estaba y cómo había sido la experiencia de
“vivir” por un tiempo en el hospital, yo les dije que estaba bien aunque un
poco confuso, y mi experiencia en el hospital… que no me había enterado de
nada, solo el último día, que fue cuando me desperté. Antes de que se acabase
el recreo, me dirigí solo hacía el laboratorio, cuando estaba en la puerta e
iba a entrar alguien me agarró del brazo y…
Capítulo 11 -¿No fue un sueño?
Antes de que se acabase
el recreo, me dirigí solo hacía el laboratorio, cuando estaba en la puerta e
iba a entrar alguien me agarró del brazo y me llevo al cuarto de escobas de al
lado. Quise gritar pero también habían tapado la boca. Una vez dentro de aquel
pequeño cuartucho, la persona cerró la puerta y me soltó. Busqué con la mano el
interruptor de la luz cuando conseguí encenderla me sorprendí... es decir que me sorprendí más de lo que ya estaba. La
persona que me llevo hasta ese cuarto era la versión niña de mi mujer. Aunque
su cara estaba más sorprendida que la mía.
-¿Cómo
pued...? es decir ¿Tú no...? ¿Qué está pasando?
-¿Cómo que
qué está pasando? - le pregunte con un temblor de voz -Eres tú la que me ha
traído aquí además... ¿Eres real?
Los dos
teníamos cara de confusión y, estaba seguro que si no decía yo algo nos
quedaríamos así un buen rato.
-¿Estefanía?
- pregunte conteniendo la respiración por la respuesta...
-Sí...
¿Gonzalo? -el corazón me dio un vuelco. ¡Era real! Nuestros ojos se encontraron
otra vez pero, a diferencia de antes ella empezó a hablar.
Empezó a
explicarme lo que la había pasado. Según su historia ella me recordaba aní como
su marido y a unos pequeños que eran nuestros hijos, pero que de repente se
despertó en el hospital y volvía a ser una niña de 13 años. Yo la conté mi
versión de la historia intentando que no se notara mi temblor de voz. Justo
cuando acabe de hablar sonó el timbre para entrar otra vez a clase. Acordamos
encontrarnos otra vez por la tarde en el parque para seguir hablando.
Salimos del
cuarto y cada uno fue por su lado. Aunque yo seguía pensando en lo ocurrido, es
que... ¿Ella era real? o tal vez ¿me lo imaginaba todo? Entre en el laboratorio
pero la profesora todavía no había llegado. Me senté en la primera mesa que vi
libre y empezar a reflexionar sobre lo que había pasado: Mi supuesta esposa que
era una alucinación era real, o eso parecía. Su historia era prácticamente
igual que la mía. Quedaban dos opciones;
Primera-
que todo era real y había una explicación fuera de lo común.
Y segunda-
que todo era una alucinación y tenía la imaginación más potente del mundo.
Recordé que para saber si estas en un sueño solo tenías que pellizcarte y te
despertarías con las alucinaciones seria l mismo ¿No?
Cerré los
ojos y empezó a pellizcarme el brazo, les volví a abrí pero seguía en el mismo
sitio, en la misma clase y con el mismo ruido. Tenía que ser verdad, era
verdad. Al momento la profesora entro en la sala y todo el mundo salió
disparado hacia su sitio. La profesora empezó a explicar un trabajo, un
experimento y ¡Sorpresa! era exactamente el mismo que recordaba.
Después del
colegio salí corriendo hacia casa. Cuando llegue deje la mochila y fui a la
cocina para comer.
-oye
Gonzalo- me llamo mi madre- Haz los deberes después de comer que nos tenemos
que ir.
-¿Qué?
pregunte más alto de lo que quería.
-Ha llamado
al médico para que fueras a una revisión.
No podía
ser esa tarde había quedado con Estefanía
- No puedo mamá he quedado con... con Javier para... para terminar un
trabajo.
-Cariño
seguro que a Javi no le importara terminarlo por ti si es por ti.
¿Qué iba a
hacer yo?
Capitulo:
12 ¡Hay que tomar una decisión!
Yo estaba en un grave aprieto, no sabía si ir al médico o
quedar con Estefanía. Estaba deseando volver a ver a Estefanía para que me
aclarase todo lo que había pasado mientras yo estaba en el hospital. También quería
saber porqué los dos éramos unos niños de 13 años y sin embargo los dos
sabíamos que en el futuro éramos marido y mujer y además teníamos hijos. La
cabeza me iba a explotar otra vez de los nervios.
Por otro lado, quería ir al médico para contarle lo que
me pasaba. Para preguntarle:
-¿Por qué no recordaba a mis abuelos?
-¿Qué me estaba pasando?
Decidí ir a ver al doctor Tobías. Él me explicó que, lo
de no conocer a mis abuelos era normal porque tenía “amnesia-transitoria” ósea,
que debido al golpe se me había olvidado cosas del pasado. El médico me dijo
que con el tiempo se iba a ir pasando. El problema estaba en lo de Estefanía.
No tenía una explicación clara de lo que estaba ocurriendo, dos niños de 13
años que en principio son amigos y en el futuro los dos se casan y tiene hijos,
además, los dos piensan lo mismo, tanto Estefanía como Gonzalo recuerdan que en
un futuro se casarán. Parecía algo paranormal.
Tobías decidió mandar a Gonzalo al psiquiatra infantil
para que resolviera su problema. Pero Gonzalo le dijo que, no quería ir al
loquero porque él no estaba loco. Su madre dijo que el psiquiatra es un medico
como otro cualquiera y que ayuda a toda
la gente tanto locos como niños con problemas en la cabeza.
Al final Gonzalo decidió ir al psiquiatra pero pensó que
sería buena idea ir con Estefanía para resolver su problema de identidad. Los dos tenían que
explicar al médico que están casados, tienen hijos y además viven en una casa a
las afueras de Madrid en una urbanización muy
conocida “los Álamos”. Allí podrían preguntar a sus vecinos la vida
familiar que llevaban.
Pero ¿Que les va a decir el psiquiatra, si solo son niños
de 13 años?
La madre de Gonzalo estaba deacuerdo con la idea de ir al
médico y solucionar de una vez por todas, este problema. Llamó a la madre de
Estefanía para quedar en el psiquiatra, ella dijo que si pero que estaba allí
en 5 minutos.
¿Qué pasará…?
¿¡Solucionaran este problema ¡?
Capítulo 13 Una noticia casi impensable.
Cuando llegamos, entramos solo Estefanía y yo en
aquella habitación tan amplia y llena de libros. Estaba nervioso porque no sé
lo que estaría pensando Estefanía sobre esto. El psiquiatra era un hombre mayor, con gafas
pequeñas, de altura media y con cara de buenos amigos. Nos presentamos y él se
llamaba Alberto. Nosotros le empezamos a contar todo sobre nuestra historia
paranormal y él estaba con una cara pensativa. Y de repente saltó de la silla y
dijo:
── Bueno, pese a esa
historia tan rara, creo que hay una solución que al parecer nunca se ha probado
con niños. Se trata sobre intentar ir al pasado y averiguar que pasó realmente
antes de que te dieses un golpe en la cabeza. ── Yo no me estaba creyendo lo
que me estaba diciendo, pero prosiguió── Te preguntaras, ¿qué me estará
diciente este psiquiatra que atiende a personas locas y que parece que él lo es
un poco? Bueno, pues será de una manera muy sencilla. Te tendremos que dormir
en un sueño profundo y te conectaremos unos electrodos para poder averiguarlo.
Yo estaba alucinando con
lo que me decía, creía que me lo estaba diciendo a broma pero no, me lo decía
como si estuviera muy seguro de ello.
Al salir de la consulta,
Estefanía me empezó a hacer preguntas sobre si me acordaba de algo, pero yo le
respondí que no.
Al llegar a casa mi madre
estaba muy preocupada porque no había hablado en todo el trayecto del coche.
Sabía que algo muy impactante me había contado el psiquiatra y decidió dejarme
en paz para no ponerme más estresado y nervioso de lo que ya estaba.
Después de cenar, me fui
directamente a la cama porque quería descansar para ver si se me pasaba el
dolor de cabeza.
¿Seré capaz de soportar
todas estas cosas por un tiempo más?
¿Querré hacer esa prueba
para averiguar el pasado?
¿Cómo será aquella
aventurilla en ese sueño tan largo?
Capítulo
14: Un sueño profundo
Al día siguiente, en
colegio, me quedé con Estefanía en clase en la hora del recreo para hablar
sobre todo lo que había pasado hasta ahora. Los dos estábamos de acuerdo en una
cosa: Si se suponía que todo había sido una alucinación, ¿por qué los dos
recordaban lo mismo?
Sonó el timbre y toda la
gente volvió a clase. Las tres horas siguientes, fueron igual de aburridas que
siempre. Mi madre me vino a recoger y me dijo:
-Esta tarde vamos al
psiquiatra con Estefanía otra vez, ¿sabéis ya si vais a hacer esa especie de…
regresión?
-Todavía no estamos del todo
seguros, no sabemos que nos harán, ni qué pasará cuando nos hagan todo el rollo
ese de los cables y eso- respondí yo.
Llegamos a casa, y el tiempo
se me pasó volando. Llegaba la hora de ir al psiquiatra, y cada vez estaba más
nervioso. Estefanía había llegado antes que yo. Estábamos hablando, cuando
Alberto, nuestro psiquiatra nos llamó.
Nos preguntó si al final
íbamos a hacer la regresión o no. Nosotros, después de unos minutos,
contestamos al unísono:
-Sí.
Entonces, nos dijo que
fuésemos con él. Nos llevó a una sala, donde tanto las paredes como el suelo
parecían de metal, y había dos sillas de cuero donde nos dijeron que nos
sentáramos.
Nos sentamos y nos
conectaron cables a la cabeza y a los brazos. Nos dijeron que nos relajáramos y
que cuando los dos estuviéramos dormidos conectarían la máquina.
Me desperté en el césped de
lo que parecía ser… ¡Mi antigua casa! Me levanté y miré a todas partes, era
todo tal y como lo recordaba: mi buzón abollado por el golpe que le dio uno de
mis hijos jugando al futbol, mi manzano… Me miré y, parecía que ahora tenía la
misma forma adulta que hacía una semana.
Entonces, fui dentro de la
casa, y vi a Estefanía, que parecía tan sorprendida como yo por todo lo que
estaba pasando. Después de eso no me acuerdo muy bien de lo que pasó, pero al
despertar, el psiquiatra y otra gente que controlaba las máquinas, nos miraban
con cara de sorprendidos. Alberto nos dijo:
-Esto es algo nunca en la
vida nos había pasado… Parece ser que todo lo que vosotros habéis contado es
real, pero que por alguna extraña razón, habéis vuelto a lo que era vuestra
vida anterior.
-Entonces, ¿no estamos
locos?- respondió Estefanía.
-No, pero tenemos que
experimentar con vosotros para saber qué es exactamente lo que ha pasado- dijo
Alberto.
Salimos de aquella sala y
fuimos con nuestras madres, pero no las contamos nada de lo que había sucedido;
se lo contaríamos cuando hubiéramos tomado la decisión. Muchas dudas rondaban
en mi cabeza, pero las más grandes era: ¿Qué pasará si aceptamos a que
experimenten con nosotros? ¿Nos harán daño? ¿Aceptaremos?
Capitulo 15: La Gran Decisión
A la mañana siguiente de camino al colegio, Estefanía y
yo llegamos a la conclusión de que si, queríamos que experimentaran con
nosotros, así podríamos saber lo que estaba pasando. Estábamos muy nerviosos
por la decisión que acabábamos de tomar, pero era la única manera de saber si
esto era un sueño o nos estaba pasando
de verdad. Ya en el colegio, la mañana se nos hizo muy pesada, porque no podíamos
pensar en otra cosa más que en la decisión que habíamos tomado. A la salida del
colegio, fuimos a casa, y le dijimos a nuestros padres, que habíamos tomado la
decisión de que si, que dejaríamos que experimentaran con nosotros. Esa misma
tarde fuimos a hablar con Alberto, para decirle que sí, que aceptábamos. Cuando
estábamos en la sala esperando para entrar en la consulta, teníamos muchas
preguntas que hacerle al doctor sobre lo
que habíamos pensado. Alberto nos llamo para que entraramos en la sala,
y ya allí dentro nos dijo,
-¿Y bien que habéis decidido? Nosotros le contestamos que
si, les dejaríamos experimentar con nosotros, pero antes teníamos que hacerle
unas preguntas. -¿Cuánto tiempo va a durar el experimento? El nos dijo que
duraría bastantes horas. También le hicimos dos preguntas más que hacerle. ¿Nos
dolerá? ¿Nuestra vida correrá peligro?
-No antes os anestesiamos, y no vuestra vida no correrá
peligro. Sus padres que estaban con ellos en la consulta les desearon suerte.
Antes de dormirnos estábamos muy nerviosos. ¿Cómo iría el experimento?
¿Recordaríamos algo?
Capítulo
16. ¿Mala racha o mala suerte?
Durante
la noche, Gonzalo vomitó la cena, tenía dolores muy fuertes en el abdomen y se
encontraba muy cansado. Decidió dormirse y esperar a la mañana siguiente.
Cuando se despertó no tenía ganas de desayunar. Su madre, después de todo lo
ocurrido le preguntó que qué le pasaba, él dijo que no sabía nada, todo ocurrió
en unas horas. Ante la duda fueron hacía el hospital, para averiguar por qué
Gonzalo le ocurría todo esto así de repente, aunque confesó, que desde antes
del accidente que tuvo, ya se le hinchaba la barriga después de comer. Estuvieron
mucho tiempo esperando, pero al final, después de todas las pruebas que le
habían hecho en el hospital, dieron con el causante de todos esos síntomas que
los padres desconocían. Gonzalo tenía cáncer de estómago. Se quedaron
impresionados. Tenían muchas dudas después de todo lo ocurrido. ¿Qué iba a
pasar ahora?, ¿Qué tenían que hacer con su hijo?, ¿Le iban a ingresar?...
Después de unas cuantas horas, ya estaban más o menos tranquilizados.
Ingresaron a Gonzalo unos cuantos días para hacerle más pruebas, aunque, lo
único que les preocupaba a los padres era si ese cáncer se podía frenar un
poco. A la mañana siguiente se acordó de Estefanía, ¿Qué iba a hacer con las
pruebas del laboratorio? Seguramente no le podían hacer las pruebas ¿Qué iba a
hacer Estefanía? Para hacer las pruebas que Alberto les propuso hacían falta
dos personas ¿Qué iba a pensar Estefanía? Se le ocurrían muchas preguntas, la
cabeza le iba a explotar, decidió dormirse para descansar un poco. A la media
hora, vinieron los médicos y las enfermeras a preguntarle que qué tal se
encontraba. Le hicieron muchas cosas. Los médicos hablaron con los padres, había
que hacerle más pruebas, para ver qué tipo de operación era necesaria para
quitar el cáncer. Se hizo las pruebas y en poco tiempo dijeron la operación que
era necesaria. Le tenían que hacer la operación más complicada, la gastrectomía
total que consistía en quitarle todo el estómago ya que el cáncer se le había
extendido por todo el estómago en cuestión de horas. Todos estaban tristes, los
padres se preguntaban cómo iban a decirle todo eso a su hijo. Cuando se lo
dijeron, Gonzalo empezó a llorar, se preguntaba que por qué le había tocado
todo esto a él, sino hacía el mal a nadie. Llegó el día de la operación, a
mitad de la operación, hubo un problema, no le podían quitar todo el estómago
tan fácilmente. ¿Qué pasará?
Capítulo 17.
El doctor salió
en medio de la operación y dijo que si querían que le extrajera todo el estomago correría el riesgo de
quedarse en coma toda la vida o si no querían solo podían solo podían extraer un trozo de estomago y tratarle con quimioterapia.
Los padres
decidieron que le extrajeran solo un trozo y así hicieron
pasaron uno cuanto días hasta que
que Gonzalo despertó de la anestesia. Y sus padres le dieron la noticia
Gonzalo se quedo muy triste pero después de aproximadamente unos treinta minutos
se levanto y digo contento en solo medio año voy a estar curado.
Sus padres
le miraron estaban tristes pero en cuanto vieron a Gonzalo tan sumamente
feliz se pusieron súper contentos. Su padre dijo la expresión que casi siempre usaba y era la de.
Así se vive la vida hijo y su mamá se puso a
llorar de emoción por la valentía que ofreció su hijito Gonzalito. De repente
entro el doctor y le dijo que iba a explicar los sin tomas le dijo que iba a
vomitar que se le cairía el pelo y se
sentiría muy cansado y muchísimas cosas más.
Pero de
repente Gonzalo interrumpió al médico en voz alta y muy orgulloso , no pasa
nada lo que importa es que dentro de tan solo seis meses que se pasan volando
voy a estar curado y podre jugar con
Javi mi mejor amigo sin que me duela
nada y disfrutando la vida a tope.
Pasaron los
días las horas los meses hasta que llego el catorce de agosto el día que me
dieron el alta, estaba muy contento pero aun más porque ere mi cumpleaños era
el mejor regalo del mundo por fin estaba curado , empecé a madurar y me di
cuenta que que lo mejor que se puede tener esa gente que te quiere tal y como
eres y no tanta maquinita . Ese día tuve
una sorpresa al descubrir que tenía muchos regalos de los que verdaderamente
importan .Porque a la salida del hospital estaba toda mi clase y mi
familia. Llegamos a casa y vi mi regalo
una cama elástica.
Empezamos a
saltar y de repente me cay me tuvieron que lleva al hospital de nuevo.
Que para me
tendrán que operar de nuevo si o no
Capitulo
23: Ellos no vinieron
Capitulo: Mi media
naranja:
Todo comenzó sobre lo de la operación pero bueno ya sabéis
como soy yo sobre lo de los hospitales no me gusta un pelo, pero Javier mi
mejor amigo junto con iker me insistiera mucho que me quedara en aquel hospital
pero yo me aleje corriendo de ellos y solo pensaba en que podría hacer.Alcabo
de la mañana decidí ir a aquel hospital, al acabar de comer pensé que avía mas
niños como yo y decidí ir a la habitación de al lado pero a mitad de pasillo me
encontré a iker k se avía retorcido el tobillo jugando con javi.Le recomendé
por experiencia, ir a la habitación de al lado k había una chica muy maja k se
tenía un esguince y decidí proponerla k si jugara al parchís con ellas pero
aparte del parchís jugamos a muchísimas más cosas.
Al acabar esa preciosa tarde llego la cena y decidí ir me con
Noelia una chica rubia alta y lo k me encanto de ellas fue sus ojos azueles, me
di cuenta k estar en ese hospital no era tan malo por estar con Noelia. Yo me
sentía enamorado de esa chica bueno chica chica no mejor dicho señorita.Bi k
pasaban los día pero poco a poco y cadáved mas me iba enamorando de ella y
decidí pedirla Salir , pero yo no era consciente tanto ella como yo nos íbamos
esta tarde y no la iba a pedir salir porque solamente tengo 14 años pero pensé
en quedar a la salida del hospital con ella. Yo estaba súper nervioso pensé ¿si
no se presenta? ¿ Si no le gusto? Pero yo aposte por ella y se presento, fuimos
a tomarnos un batido y pensé en pedirla salir y al irse Noelia al baño se lo pensó
y me digo que….
Capítulo 19: El hospital y las
sorpresas.
Todo era difícil, sobre todo por lo de Noelia, su
respuesta fue…
No lo llegue a saber, porque de repente me desmaye de
nuevo. Todo esto era tan raro que los médicos no se lo esperaban. Lo primero
que vieron mis ojos cuando se abrieron fue a Noelia, que me había llevado hasta
el hospital y había llamado a mis padres. Me dijo que si me encontraba bien y
yo la dije que sí, pero que no entendía porque estaba de nuevo en el
hospital.
Ella dijo – El médico ha dicho que había sido solo un mareo que no era
nada malo, estate tranquilo porque no vas a dormir esta noche en el
hospital.
Me alegre mucho, pero no me acordaba de nada de lo que me
había estado pasando antes de desmayarme, de lo único que me acuerdo es de que
Noelia me tenía que dar una respuesta a algo pero no sé a qué. La pregunte que
cual era la respuesta que me tenía que dar.
Me dijo – Mi respuesta es SI pero no creo que duremos mucho tiempo
porque mis padres se van a mudar a otra ciudad por trabajo, pero todavía queda
un mes para irnos, así que lo que nos queda lo vamos a disfrutar al máximo y
cuando este en la otra ciudad te llamare todos los días para preguntarte que
tal estas.
Me disguste un poco pero bueno… algo es algo, cuando salí
del hospital llamé a Noelia para quedar y hablar sobre lo de la mudanza, pero
lo primero era ir a casa a darme una ducha. Cuando abrí la puerta de casa me la
abrió una chica y no sabía quién era, se lo pregunte a mi madre y me dijo que
eran los nuevos vecinos, me parecían agradables, pero parecía que guardaban un
secreto. Cuando me duche llamé a Noelia para que viniera a mi casa a las
20:30h. En cuanto que llegó
estuvimos hablando de la mudanza, pero Noelia no me veía muy concentrado
hablando y me preguntó que me pasaba y le conté lo de los vecinos, me dijo que
si quería podíamos ir a espiarlos y yo acepte. Llegamos a su jardín y nos
escondimos en su cobertizo, no encontrábamos la luz y cuando ya por fin la
encontramos vi que había por todos lados fotos mías, de cuando era pequeño, de
cuando estaba en el hospital de toda mi vida. Noelia me dijo que si era una
broma que le había gastado y yo le dije que no sabía nada de esto.
Pensé que a lo mejor todo esto era un sueño, pero vi que
no y fue cuando me empecé a asustar y Noelia también, quise salir pero la
puerta no se abría, se había atascado, intente varias veces abrirla, tanto yo
como Noelia, pero no pudimos. Teníamos mucho miedo porque no sabíamos cómo
escapar de allí, no teníamos los móviles y nuestros padres estaban en el cine,
no sabíamos que hacer. Fue cuando de repente alguien abrió la puerta por fuera, eran los VECINOS nos cogieron y nos metieron en su casa y cuando
entré Noelia y yo nos miramos y…
Capítulo 21.Menudo culebrón.
Esto es lo que pensaba Gonzalo en
ese mismo momento: “Noelia era una chica fenomenal, guapa como ella sola, pero
era un poco tonta, ¿…cómo una persona va entrar a espiar -además de entrar en
un lugar privado- a unas personas que no
conoces?... Fue cuando lo entendí, los vecinos eran sus padres quienes me
saludaron al verme. Noelia les había dicho seguramente, quién era yo. El padre
era muy majete, se llamaba Juan y, la madre se llamaba Rosa. Nos invitaron a cenar,
bueno… en realidad me invitaron a cenar. Además de ser buenas personas, eran
muy corteses. Antes de irme, pregunté a Noelia, que si tenía una hermana, a lo
que ella me contestó que no. Entonces ¿…quién me había ido a buscar a mi casa?...
Noelia había ido a buscarme disfrazada, me dijo que cuando abrí la puerta
estaba muy guapo, después de esto, le di las gracias y me marché a mi casa. ¡Yo
estaba que me moría! ¡Me lo había pasado genial!, la familia de Noelia eran la
mar de buenos conmigo, me trataron como a un hijo esa noche.
A la mañana siguiente mi madre me
dijo que dentro de dos días tenía revisión con el psicólogo y resultados de las
pruebas. ¿Cómo iba a decir a Noelia que tenía que irme con una niña que se
llamaba Estefanía y que en mis sueños era mi mujer?, me fui a casa de Noelia,
era sábado y cerca de la casa de Noelia y la mía había un polideportivo. Esa
tarde jugaban los Cavaliers de LeBron contra los Golden States de Curry. ¡Partidazo
del anillo de oro de la NBA! y se jugaba en mi ciudad Cleveland ¡Que pasada!
Noelia aceptó. Fue acompañada por sus padres, pero luego nos dejaros solos,
teníamos 13 años y ya éramos adolescentes. En el descanso del primer cuarto me
dijo que se iba a ir a mi cole solo por mí, quería estar conmigo. Me hizo
pensar que estábamos llegando a un punto y final de la amistad, había otra etapa…
Nos acercamos el uno al otro y pasó lo
que yo pensaba nuestro primer beso. Estábamos en la primera fila, Curry y
LeBron estaban haciendo una exhibición
de triples, cuando una pelota marrón talla 7, Spalding, de la NBA. Me dió “tal
soplamocos” que me caí para atrás y me di con la cabeza en el suelo, perdí el
conocimiento y…
…Dos días más tarde:
Estaba en una camilla, ya sabía
dónde estaba, ¡qué asco otra vez en el hospital!.. Cuando me incorporé sobre la
cama, vi a un hombre afroamericano, negro
como el azabache, y otro al lado, otro hombre de color tostado. Yo sabía quiénes
eran, y ¡…no me lo podía creer!, estaban como reflexionando, no se dieron
cuenta de que yo les estaba observando.
-
Hola LeBron, hola Stephen, ¿Qué tal?
-
Bien, pero no sabemos cómo te llamas. Estamos
aquí Sthephen y yo porque sin querer te di un balonazo en la cara y quedaste inconsciente,
¿me perdonas?...
-
No sabía que el mejor jugador del mundo, también
tuviera algún margen de error (le guiñé un ojo, y él se rio). Me llamo Gonzalo
y mi familia proviene de España, y voy a un colegio donde la mayoría somos de
allí, hasta los profes son españoles, o hablan español.
-
Hola Gonzalo ya sabes quién soy, me gustaría
saber cómo estas y como te encuentras.
Soy amigo de LeBron desde la sub 14 de la selección americana de basket. No se
atrevía a venir sin mí, así que he venido a acompañarle porque yo también
quería saber cómo te encontrabas.
-
No me puedo creer que mis dos jugadores
preferidos fueran amigos y que fuesen tan majos. Muchas gracias por venir, me
encuentro bien y ahora que habéis venido, mucho mejor.
Me trajeron unas
camisetas firmadas por ellos, y el balón
con el que me había dado en la cara LeBron James, también firmado por los dos.
Les dije que eso no era suficiente, y ellos sorprendidos, me dijeron que si
necesitaba algo más, que si estaba a su alcance me lo darían. Les pedí su
número de teléfono, y le dije que un día les llamaría para quedar para echar un
partidillo en las canastas de al lado de su casa, con los amigos de Gonzalo. A Curry
y LeBron les gustó mucho la idea. Se despidieron de mí con el saludo de puños
de los jugadores de NBA y me dijeron que me recuperase pronto para jugar el
partidillo.
…¿Qué estaba
ocurriendo?, en la tele de la habitación del Hospital, en las noticias de las
21h, estaban saliendo las imágenes del balonazo y de cómo nos besábamos Noelia
y yo. ¡Qué vergüenza! …¿Qué estaría pensando Noelia? … ¿Y Estefanía?...y además
pensando en el partido que jugaríamos… ¿quién ganaría el partido de basket que
iban a jugar los amigos de Gonzalo contra los superstars de la NBA?...
Justo al día siguiente
nada más despertarme cogí el teléfono y llamé a mis mejores amigos del colegio
para decirles que si habían visto la tv el día anterior. Que había salido en el
telediario. Pero ellos no habían visto nada. Les conté que habían venido mis
dos estrellas favoritas del basket de la NBA a visitarme al hospital para
pedirme perdón por el golpe que me dieron con el balón en el partido que había
ido a ver en el estadio del Madrid Arenas. Me habían traído una camiseta firmada
y hasta el balón con el que me dieron el golpe en la cabeza.
De todos los amigos que
llamé ninguno lo había visto y eso que algunos habían visto el telediario. No
podía ser. Estaba seguro de que les había visto en mi habitación. En ese
momento me di cuenta de que algo no estaba bien y me comenzaba a doler la
cabeza de nuevo. ¿Dónde estaba? ¿Estaba en mi casa, o seguía en el hospital? ¿Todo
había sido un sueño? ¿Me lo había imaginado?. Que pensarían mis amigos del
colegio. Como no sabía que hacer cogí el número de teléfono que me habían dado
y les llame. Eso me sacaría de dudas. Les llamé, y al otro lado del teléfono salía
una señorita diciéndome que ese número no existía. Noooooo, no podía ser.
Aquello no podía estar pasándome a mí. Si ya me lo imaginaba. Todo aquello me lo
tenía que haber imaginado. Me comenzó a doler la cabeza como nunca ante me
había pasado. Ya no sabía dónde estaba, ni como me llamaba. Solo quería cerrar
los ojos y no volver a abrirlos.
De pronto me cogieron por
el brazo y al abrir los ojos estaba metido en un coche que iba a toda velocidad
por una ciudad que no conocía. Todo era muy antiguo. Las casa eran muy viejas y
el coche en el que iba era de uno de esos que había en las películas de
gansters. No podía ser. Nos seguían otros coches de cerca y nos estaba
disparando con metralletas. En el asiento trasero estaba Estefanía y estaba
sangrando del brazo. Alguien le había dado un tiro. Después de perseguirnos por
la cuidad conseguimos despistarles, Hay dio mío, estaba perdiendo muchísima sangre,
menos mal que con ella estaba Tobías, el médico. Así que nos metimos en un callejón y salimos del
coche. Nos dirigimos a una puerta y al llamar alguien nos pidió la contraseña
para poder entrar. El conductor que nos llevaba y que no conocíamos le dio la
contraseña y nos abrieron la puerta.
Al pasar la puerta nos
encontramos con que todo estaba muy oscuro. No veía nada y de pronto las luces
se encendieron. Todo estaba muy sucio pero con la ayuda del conductor pusimos a
Estefanía en una mesa para que Tobías la extrajera la bala de su brazo. Como no
tenía para dormirla, sacó de su bolsillo del abrigo una botella de Whisky y la hizo beber un buen trago. Se puso manos a la obra y en un rato
consiguió sacarla la bala del brazo. Yo no sabía qué hacer. Habíamos conseguido
despistar a los que nos querían matar, pero pronto seguro que darían con
nosotros. No podíamos perder más tiempo Teníamos que esconder el coche o ……….
Capítulo 24: un sueño,
o más bien una pesadilla.
Tendríamos que esconder el
coche o… En ese momento me desperté en el hospital, de nuevo, mareado, con un
fuerte dolor de cabeza, todo me daba vueltas, Elena, Estefanía, el coche, el
cáncer, la operación, las pruebas… Allí estaban todos, mis amigos, mi familia,
mis compañeros de clase, pero echaba de menos a alguien, bueno, en realidad a
dos personas en concreto, a Elena y a Estefanía. Pregunté a todos por ellas,
pero todos se quedaron con cara de asombrados. Mi madre dijo que llamaran al
médico para saber que decía. Todos dijeron que no le llamase, porque lo creían
innecesario. Me dijeron que me había caído de la bicicleta mientras daba un
paseo con mi mejor amigo, Javi, y que de repente me tropecé con una piedra… ¡Ya
empezaba a recordar! Recordaba que Javi llamaba a la ambulancia y a mis padres.
De repente, vino el médico, y dijo que si nos podían dejar a solas. Se fueron
todos de la habitación, entonces el médico me dijo:
-¿Qué soñabas mientras
estabas en coma? Porque hablabas de un cáncer de whisky. De tu mujer de una
bala, del baloncesto, de dos estrellas del baloncesto…
A lo que yo contesté:
-Si te soy sincero, no sé
que soñaba, de repente tenía un cáncer, pero a la vez jugaba al baloncesto con
dos estrellas del juego, luego mi mujer la disparaban, luego nos perseguía un
coche… ¡TODO ERA UNA GRANDÍSIMA LOCURA!
El médico se me quedó
mirando y dijo:
-Tranquilo todo ha sido un
sueño, aunque tienes bastante imaginación en esa cabecita.
Entonces todo ha sido una
mala pasada, nunca he tenido cáncer ni he tenido mujer, ni hijos…
No me fiaba del médico, lo
tenía que descubrir por mí mismo, salte de la camilla, e intente recordar una
imagen de mi futura mujer, pero me di cuenta de que no la recordaba. Intenté
recordar a Elena, mi novia, pero no hubo resultado, entonces, ya sí, estaba
casi seguro de que me lo había imaginado todo. Entonces no había ni esposa, ni
familia, ni whisky, ni balas, ni cáncer… Entonces solo me había golpeado la
cabeza y había tenido alucinaciones… Pero había una cosa que no me encajaba, de
repente entró una señora, más o menos joven, y preguntaba por mí, al verla de
cerca, me recordaba un poco a mi futura mujer, a la del sueño, a Estefanía.
¿Era verdad que había tenido alucinaciones? ¿O no? ¿Estaría volviendo a alucinar? ¿O sería real que no había alucinado? ¿O
habría alucinado en todo menos en Estefanía? Quién sabe… Decidí irme a dormir
para que a la mañana siguiente ya recordara todo con claridad.
CAPÍTULO 25: LA VERDAD
Yo
seguía sin entenderlo… si todo era un sueño, ¿por qué había visto a Estefanía
en el médico? O a una chica parecida, no podía descartar opciones. Al día
siguiente de ver a la supuesta Estefanía me dieron el alta. –Estoy harta del hospital.
Menos mal que ya has despertado y podemos ir a casa.
Cuando estábamos en casa la dije a mi madre que me iba, quería ir a la
que en mis sueños era la casa de Estefanía, pero me dijo que me había preparado
la merienda y que no se la rechazara; así que me quede. Después de acabar la
merienda fui. “Se vende”. Eso ponía, le pregunté a un hombre de traje que había
en el jardín.
–Esta casa lleva 20 años sin dueño, chaval. -Dijo el hombre. –Y… ¿me
puede decir el nombre del anterior dueño?
-Estefanía y su marido Gonzalo. Mi reacción fue salir corriendo, ahora
sí que no entendía nada. Se me ocurrió la brillante idea de preguntar a mis padres
sobre Estefanía al llegar a casa. Me dijeron que sí que habían conocido a
Estefanía y a Gonzalo pero que no tenían ni descendientes ni nada. ¿Me estarían
mintiendo mis padres? Tenían cara de que les había pillado en algo. ¿Es verdad
lo que han dicho y simplemente estoy loco? ¿¡A quien vi en el médico!? Me estoy
volviendo loco… es lo único que sé. Me fui a la cama y me dormí después de
llorar durante 10 minutos.
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