CAPÍTULO 1. UN GOLPE DE… ¿SUERTE?
Abro los ojos lentamente y un fuerte dolor de cabeza me hace ver borroso. No sé qué ha pasado aún pero me doy cuenta de que la gente que está alrededor de mi cama no es la esperable… ¿Será una alucinación?
Me llama tremendamente la atención la presencia de mis acompañantes porque entre ellos está mi madre. Aquella preciosa mujer lo sigue siendo cincuenta y dos años después pero hay algo raro porque son exactamente cincuenta y dos años los que hace que después de aquel terrible accidente de tráfico me quedé sin ella. Y a su lado… mis compañeros, mis grandes amigos del colegio. Ahí están Lydia y Javier. “Los tres magníficos” solían llamarnos los profesores, ¿por lo buenos que éramos o porque siempre estábamos preparando alguna maldad? No lo sé. Estoy completamente desubicado. Es gratificante ver que la amistad continuaba a pesar de la distancia y a pesar de los años que habían transcurrido sin vernos.
¡Allá voy!, me dije. Me planteé preguntarles qué había ocurrido, y más importante, qué hacían ellos allí. Porque lo que yo sentía era una mezcla de alegría y enfado porque sí, después de varias décadas estaba otra vez con la gente de mi infancia y sobre todo con mi madre, pero ¿dónde estaba mi familia? ¿Dónde estaban mi mujer y mis hijos? Después de todo lo que yo había hecho por ellos, y en este “extraño” momento me abandonaban… Pero todo esto no dejaba de hacerme pensar porque mi madre seguía tan joven como en el momento en el que la perdí y mis amigos rondarían los 13 años… Entonces ¿yo quién soy y qué edad tengo?
Intenté verbalizar todos estos pensamientos pero la tarea que mi cerebro había enviado a mi boca con la intención de hablar no funcionó. Me puse aún más nervioso. ¿Acaso me he quedado mudo? ¡Ay Dios mío! Pero ahí estaba mi madre, se dio cuenta de que ya estaba consciente y corriendo llamó a mi padre: ¡Pepe, corre que Gonzalo parece que va a decir algo!
¡Qué bien! Mi padre también estaba allí.
Ya vi que todos mis acompañantes me miraban con cara de admiración y volví a intentar la tarea. Ya sí. Ahora sí que mi lengua quiso trabajar. Se había vuelto vaga de tanto tiempo sin hacer nada…
- ¡Hola! Dije tímidamente.
Seguían mirando atónitos y con lágrimas de alegría, supongo, porque las lágrimas pueden ser tanto de felicidad como de tristeza…
- Contadme… ¿qué ha pasado?, ¿qué hacéis vosotros aquí?... Y lo más importante… ¿En qué fecha y en qué lugar nos encontramos?
La simpatía y la espontaneidad de Lydia continuaban vigentes y ella fue la encargada de arrancarme mi primera sonrisa después de esta situación tan extraña.
- ¡Ya te vale! Menudo susto nos has dado. ¡Ya iba siendo hora de que nos dieras señales de vida! ¿Cómo te encuentras?
- Bien, pero me suena todo extrañísimo… ¡Contadme!, insistí.
- Responderé rápidamente a tus interrogantes, me dijo mamá. ¿Cuántas veces te habíamos advertido de la necesidad del casco para ir con la bici? Pues bien, ha pasado. Mientras estabais dando una vuelta con vuestras bicicletas, te has caído y te has golpeado la cabeza con una gran piedra y eso te ha dejado “fuera de combate” durante dos semanas. Aquí estábamos esperando a que abrieras los ojos, y hoy los has abierto, el 25 de enero de 2016.
- ¿2016?, pregunté alertado. ¿Dónde están Estefanía, Vega y Hugo?
- ¿Quiénes son esos?, preguntaron mis padres a coro.
En este momento creía que había una cámara oculta o que ellos estaban intentando gastarme una broma. ¿No recordaban a su nuera y a sus nietos? Bueno, mamá no, pero ¿mi padre?
- Mi mujer y mis hijos…
La cara de preocupación de todos fue evidente, ¿qué estaba pasando?
- Gonzalo, deja de bromear y no seas “fantasma”, tienes 13 años. Creo que es un poco pronto para pensar en mujer e hijos, ¿no crees?, dijo Javier.
Llamaron corriendo al doctor para explicarles la tan extraña conversación que habíamos tenido, y yo seguía pensando que aquí había algo raro. ¿He viajado en el tiempo? ¿Me han secuestrado los extraterrestres? ¿Me han hecho un trasplante de cerebro? Si seguía pensando la cabeza me iba a estallar, así que decidí dormirme un rato porque toda esta situación me había dejado muy cansado. A ver si cuando despierte me dan una explicación y yo les cuento toda mi vida. ¿Seremos capaces entre todos de recordar qué y cómo es mi vida?
-- Era un 7 de enero. Como
te daba pena que acabaran las vacaciones, decidiste hacer algo especial.
Cogiste la bicicleta para ir con tus amigos por la carretera que está enfrente
de nuestra casa, que te recuerdo que va desde Medina del Campo hasta
Valladolid. Decidiste hacer solamente los primeros cinco kilómetros, y después
volver. Pero no pudiste recorrer más de tres kilómetros, pues te tropezaste y
te chocaste con una roca. Tus amigos Javier y Lydia se preocuparon mucho, y
tuviste la suerte de que alguien que pasaba por allí te pudiera llevar, que si
no ahora mismo seguirías allí. Ahora mismo estás en el hospital, acompañado por
los médicos y enfermeras.
-- Hola. Me llamo Gonzalo,
¿y tú?
-- Yo me llamo Irene – me
contestó.
-- ¿Qué es lo que te ha
ocurrido?
-- Estaba jugando con mi
hermano de seis años al pilla-pilla hasta que me caí y me hice un esguince, ¿y tú?
-- Me caí de la bici, me
choqué con una roca y me quedé en coma durante dos semanas.
-- Caray, que mala suerte –
me contestó Irene.
-- Ya.
Al salir del hospital, llego a su
casa y vio todo bastante raro, el niño le pregunto a su madre que, si de verdad
era esa su casa, el niño estaba impresionado porque era muy diferente que el
hospital, no paraba de pensar en Irene, todo le parecía raro. Su madre estaba
muy ilusionada de que hubiera salido ya del hospital porque a los tres días
siguientes iba a ser su cumpleaños.
Capítulo 11. Locas por un chico
CAPÍTULO 2. MIS PRIMEROS DÍAS DE “VIDA”:
Ya pasó un día
desde que estuve inconsciente. Ya me voy familiarizando con la gente que conozco,
o… bueno, que conocía. Voy recordando cosas acerca de mi familia y mis amigos.
Pero hay una cosa que todavía no me había quedado clara, ¿qué era lo que estaba
haciendo antes de chocarme contra esa roca? ¿Dónde me encontraba? Le pregunté a
mi madre que si podía explicármelo todo con más detalle, y me contestó:
Mi madre me
estaba impresionando con su historia. No me puedo imaginar que yo haya estado
tanto tiempo en coma... Le conté que cada día que pasaba me parecían cinco
años. Y que no mola nada estar en coma.
Pasaron dos
días. Ya conocía a todo el mundo que antes no me sonaba. Ya me recuperé del
coma, pero todavía me dolía la cabeza, así que debía seguir en el hospital
hasta que sanara del todo. Me levanté de la cama y observé por la ventana del
hospital a todos los niños pequeños jugando en el parque de al lado. Me dio
mucha pena no poder salir a la calle, encarcelado en un hospital público.
Decidí salir un rato al pasillo. En mitad del pasaje, me encontré a una chica
en silla de ruedas. Me pareció que era muy… guapa. Me imaginé a mí mismo
hablando con ella, pero en realidad me daba vergüenza. Estaba sacando los pros
y los contras para intentar hablar con ella. Al final ganaron los pros. Decidí
saludarla y presentarme.
Entonces, los
dos nos quedamos “cortados”. Al cabo de un rato, nos decidimos a seguir
hablando, pero en realidad fue para despedirnos. Me volví a mi habitación y me
metí en la cama como si no hubiera pasado nada.
Capítulo3. de vuelta a
casa
Cuando
estaba en mi habitación del hospital dentro de media hora viene el médico y me
dice que la cabeza la tengo mejor y que dentro de poco me darían el alta.
Cuando me dieron esa noticia yo me puse a gritar de la emoción. Cuando se fue
el médico de allí apareció una sombra y me llevé una sorpresa porque era Irene
que me preguntó a ver qué tal estaba y yo la dije que bien. Dentro de un rato
vimos una sombra y era la de una enfermera. Los dos se asustaron porque, qué
haría Irene para esconderse no, podía esconderse en ningún armario, ni debajo
de la cama, porque estaba en silla de ruedas. Al final llegó la enfermera a
traerme la comida que era macarrones con queso mi comida favorita. La enfermera
dijo:
-¿Qué haces
aquí jovencita?-, refiriéndose a Irene.
- Los dos
buscaron una escusa para que no les echara la bronca, y dijo Gonzalo- es que…-,
lo malo es que no le salía nada, pero al final dijo que había ido allí para
llevarle un poco de agua que no tenía en su habitación.
La enfermera
sospechó un poco, pero me dejó el plato
y la mandó a Irene fuera.
El plato de
macarrones estaba buenísimo. Al final me entró un poco de sueño y me dormí la
siesta. Estaba soñando que Irene me iba a dar un beso en la boca pero justo en
ese momento llega el médico y me despierta para preguntar que qué tal estaba,
porque esta mañana me dolía un poco la cabeza. Le dije que bien un poco
mosqueado y cuando iba a salir por la puerta me dice:
-Me alegro
mucho. Si mejoras rápido te daré el alta muy pronto, como te dije esta mañana.
Le dije que
vale pero estaba un poco enfadado con lo del sueño y al final lo dejé pasar.
Empezaba a anochecer y me dije que qué raro que no hubieran llegado sus padres
y pensé que sería del trabajo, que normalmente suelen salir un poco tarde pero
luego al final vinieron y me dijo mi madre:
-¿Qué tal está mi “cachorro de león”?
- La respondí, mamá no digas eso que tengo 13 años.
Al final me dijo que mañana le daban el alta y se puso muy
contento al irse a casa pero también se puso triste porque ya no volvería a ver
a Irene.
Al día siguiente llegamos a casa y saqué todos las cosas del
hospital.
Capítulo 4.

El niño
estaba muy ilusionado, su madre le tenía una fiesta sorpresa preparada, y había
invitado a toda la familia, el niño no sabía nada y la madre le tenía un día
estupendo planificado.
Su madre
para comer le hizo sus macarrones preferidos, y le dieron su regalo, le
regalaron un balón de futbol, al niño le encanto, el regalo era lo que más le
gustaba, y como ya había salido del hospital volvió a ir a entrenar todos los
días al campo de su barrio.
Celebraron
su cumpleaños y le regalaron muchas cosas el niño nada más que se acabó la fiesta
le dio un beso a su madre, y dándole gracias por todo lo que había hecho, y
organizado, el niño se fue a la cama muy pronto porque al día siguiente tenia
entrenamiento. Ya llego la mañana siguiente y se despertó muy contento,
desayunó, y se fue al colegio, al acabar el cole le fue a buscar su madre y se
fueron a casa de su abuela a comer.
La abuela
muy contenta le vio y le empezó a dar abrazos y besos, muchos muchos besos, y
estuvieron comiendo allí, hasta las cinco y media, porque se tenía que ir al
entrenamiento, el niño cuando llego al campo no se acordaba muy bien de todos
sus compañeros excepto su mejor amigo Julián, que eran los mejores amigos desde
la infancia.
Cuando acabo
el entrenamiento, se fue a la casa de su amigo Julián, para jugar a las
maquinas, su madre fue a las siete y veinte de la tarde a buscarle, ya llego su
madre a casa de Julián, y se fueron a su casa.
Cuando llego
a casa estaba muy cansado, por todo el ejercicio que había hecho, y se fue a la
cama. A la mañana siguiente se despertó con mucho dolor de barriga y mareado,
su madre le llevo al médico para ver lo que le pasaba, había cogido un
resfriado y tenía que estar en casa reposando.
El niño
había quedado con Julián, para ir juntos al entrenamiento, pero le mando un
mensaje diciéndole que estaba malo y no podía ir.
Julián se enfado con Gonzalo, después del coma y de
volver a ser amigos, ahora otra vez le fallaba, y claro Gonzalo se cabreo
muchísimo, para el era muy importante que sus amigos le quisieran y apoyaran,
no sabía como arreglar el enfado de Julián, le mandó un mensaje pero no le
contestó, no sabia que podía hacer, empezó a recordar cosas del equipo de futbol donde jugaban
juntos, como sus amigos Javier y Lidia muchos días iban animarle al campo de
futbol, entonces se le ocurrió, quiso agradecer a su compañero Julián con una
carta todas las cosas que había hecho con el en el equipo donde jugaban juntos.
¿Pero, como se la haría llegar , claro llamaría a Javier y Lidia y que se la
llevaran ellos. Cogió el teléfono y marcó el numero de Javier, no se lo cogía
por lo que intentó con Lidia, que le dijo que iría a verle y le contara que le
ocurría ,porque estaba tan triste. Llamaron a la puerta y su madre abrió a
Lidia , ella subió a su habitación y le dio un abrazo para animarle el le conto
lo que pasaba y entre los dos escribieron la carta a Julián, muy bonita, Lidia
decía que seguro que con eso le iba a perdonar y Gonzalo esperaba que así fuera
. Gonzalo la firmo y se la dio a Lidia
para que se la llevara al entrenamiento y así
podría perdonarse enseguida. Lidia se marcho con la carta y fue avisar a
Javier de lo que estaba pasando a su amigo Gonzalo, para que le acompañara y
entrara el en el entrenamiento a buscar a Julián . María la madre de Gonzalo le
subió un vaso de leche caliente con miel para la garganta, el le dijo :
-
Mama que asco,
sabes que no me gusta eso
-
Gonzalo si te
quieres poner bien , para poder jugar con tus amigos mas vale que te lo tomes
todo.
-
Mama estoy harto
sabe fatal
-
Si no lo tomas no
vas a poder volver en mucho tiempo al entrenamiento.
-
Vale tu ganas, me
lo bebo
-
Así me gusta, que
me obedezcas
Ana , la madre de Gonzalo se marchó con el vaso vacío y
se fue riendo por lo gruñón que era su niño.
CAPITULO 6
Después de recuperarme por
completo me di cuenta de que me había enamorado de Irene. Era muy raro, porque
solo la había visto dos veces en mi vida y apenas habíamos hablado.
Decidí que, mientras
esperaba la respuesta de Julián a mi carta, iría a visitarla.
Cuando llegué al hospital
pregunté por ella, y me miraron raro, pero me dijeron que estaba en el segundo
piso en la habitación 416 y me preguntaron si era familia suya. Le dije que no,
pero sí era un amigo.
Me dirigí a su habitación, y
antes de decidirme a entrar oí a un médico dentro, que decía:
-Se encuentra muy grave,
será mejor que no la molesten mucho, ni la pongan nerviosa, eso podría
empeorarla-
Cuando el médico salió me
pilló justo delante de la puerta y me miró con cara extraña. Me ignoró y se
fue. Sus padres salieron detrás de él, me preguntaron quién era.
-Soy un amigo de Irene, nos
conocimos el otro día-
-Vale, no te quedes mucho
tiempo, Irene tiene que descansar, no se encuentra bien-
-¿Qué le pasa?- pregunté
preocupado pero intentando disimularlo.
-Está muy enferma, empezó a
encontrarse mal hace unos días, desde entonces empeoró y está en estado grave-
Asentí triste y entré en la
habitación.
Cuando Irene me vio estaba
muy sorprendida y pálida, pero sonrió como pudo, seguía muy guapa.
-¿Qué haces aquí?- preguntó.
-He venido a verte, yo ya
salí del hospital. Me han dicho tus padres que estás muy enferma, ¿qué te pasa?
¿No era solo un esguince?-
Ella miró hacia la ventana y
se la cayó una lágrima.
-Te mentí, me caíste muy
bien y no quería preocuparte, pero supongo que ahora que lo sabes, ya da igual,
te diré la verdad-
En mi cabeza rondaban muchas
cosas, pero no me preocupé de ellas, solo quería saber la verdad de Irene,
empezó a hablar y ya no pensé en otra cosa.
-En realidad no estoy aquí
por un esguince, pero eso ya lo sabes. Tengo una enfermedad grave y un día
después de conocerte empecé a empeorar, ahora estoy así, los médicos me han
dado muchos más medicamentos que antes-
No sabía que decir, estaba
bloqueado. Me acerqué a ella y le di un abrazo, ella me lo devolvió, me sentí
mejor que nunca.
Estuvimos hablando y riendo
toda la tarde. Cuando ya me iba a ir Irene me dijo:
-¿Tienes móvil?-
-¡Claro!-
-¿Me das tu número? No creo
que puedas venir a verme todos los días, así podremos hablar-
-¡Gran idea!-
Escribí mi número en una
hoja que encontré en mi bolsillo usando un boli que había encima de una mesa y
se lo di.
-¡Genial! Más tarde te mando
un mensaje- dijo sonriente.
-De acuerdo- sonreí.
Me fui del hospital muy
feliz, cuando llegué a casa mi madre tenía la cena preparada y me preguntó dónde había estado. Solo le
dije que había ido a ver a una amiga. Esa noche estuve esperando el mensaje de
Irene, pero no llegó. Me quedé dormido con el móvil de la mano.
No supe nada de Irene
durante mucho tiempo, muchísimo tiempo, quizás demasiado.
Capítulo
7 El mensaje que no llegó
Al
fin, Gonzalo recibe un mensaje en el móvil el pensaba que a lo mejor era Irene,
Gonzalo estaba nervioso cuando de repente recibe el mensaje que el creía que
era pero no era.
Ese
mensaje era de la compañía del móvil para avisar de cuando volverá a recargar
los datos del móvil, pero Gonzalo seguía triste, triste de que Irene le haya
dejado sin ninguna respuesta, pero Gonzalo no se rindió, seguía esperando a su
mensaje, ya pasaron bastantes días pero a lo mejor ya era el dia en el que ese
mensaje llegaría.
Al
dia siguiente, era Lunes y Gonzalo iba a esperar en el recreo a Irene para
hablar con ella sobre el asunto del mensaje que esperó días y que no recibió al fin, pero resulta que ese día,
Irene no había ido al colegio, y el pobre de Gonzalo estuvo esperando todo el
recreo, cuando sono el timbre para volver a las clases Gonzalo empezó a
discrepar.-Yo no se lo que he hecho para que no me vuelva a ver ni a escribirme
ni nada ya.-Dijo Gonzalo a punto de llorar.
Cuando
se terminó la clase, los compañeros de Gonzalo le intentaron ayudar a resolver
su gran problema, le decían que qué le pasaba, que es lo que te ha causado
tanto dolor o decepción quizás, pero todo lo posible que podían hacer no iba a
funcionar con Gonzalo, nadie le puede ayudar, la única solución a este
problema, es que el vaya a casa de Irene y de la cara, afrontar lo que es ser
mayor, ser un hombre, aprender a defenderse para el futuro, aprender que la
vida no solo hay que vivirla como uno lo prefiera.
Esa
misma tarde, Gonzalo quedó con sus amigos para ir a casa de Irene y hacer lo
que debía, dar la cara. Estaban en la puerta de la casa de Irene sin temor a
que Gonzalo le entren ganas de tirar piedras a las ventanas, pero eso no se le
paso siquiera por la cabeza, porque el vandalismo no era una opción, estaba
completamente descartada. Gonzalo avanza unos pasos para la puerta, acompañado
de sus amigos, y al cabo de dos pasos más, los compañeros se detienen para que
Gonzalo vaya el solo y se lo diga él a Irene, porque todo lo que uno empieza,
lo tiene que acabar el mismo, se acerca para dar al timbre, pero nadie
contestaba, llamó unas cuantas veces más, pero no hubo ningún tipo de contacto
humano.
Los
amigos de Gonzalo le decían que tenemos que irnos ya, pero Gonzalo ni dio media
vuelta, siguió llamando y gritando:-Irene abre por favor quiero hablar contigo,
porfa, porfa, porfaaaa.-Dijo Gonzalo llorando y gritando a todo pulmón.
De
repente, se abre la puerta, y en la puerta estaba Irene.-Gonzalo porque
lloras.- Contestó, y Gonzalo la responde:-Porque me odias, yo no te he hecho
para hacerlo.-Dice Gonzalo-Pero que odiarte no te entiendo.-Respondió
Irene.-estas mintiendo, lo veo en tus ojos –Pero Gonzalo escúchame, que te hace
pensar que yo te odio –Pues que no me respondías a los mensajes, estuve días y
días esperando tu mensaje pero no apareció.-Se desahogó Gonzalo –Es que he
estado mala todos estos días y no he podido enviarte nada, yo quería mandarte
un mensaje pero no pude porque mi madre no me dejaba.-Le responde Irene. –Es
eso verdad –Si Gonzalo, te lo prometo. Gonzalo he Irene se daron un beso, y
Gonzalo pedía disculpas por el numerito que había montado en la puerta de su
casa. –Bueno mañana nos vemos en el colegio Gonzalo.-Se despedía Irene. –Nos
vemos mañana, adiós. –Adiós.-Respsondieron uno al otro.
Gonzalo
regresó a casa bastante feliz, ahora entendía que no podía ser que él no la
habría fastidiado, era totalmente imposible que la hubiera fastidiado, y además
no hay que dudar tanto cuando te dejen de escribir o hablar, primero hay que
pensar en positivo, no en negativo.
Capítulo 8: Planificaciones para el futuro.
-Al día siguiente desayuné tostadas
con un buen Cola Cao para empezar bien la
mañana.
Mi padre, que le gustaba mucho el
futbol, como a mí, estaba escuchando la repetición del partido de la otra
semana. Escuché que Leo Messi se había lesionado al intentar meter el balón en
la portería del Real Madrid.
A Gonzalo le gustaba el Barça, y por eso tenía
una lista de cosas que quiere hacer de mayor como por ejemplo:
Le
gustaría que Irene y yo nos casemos y viviéramos juntos para siempre, también
le gustaría ser como Leo Messie y además
le gustaría irse con su esposa, Irene, a las Vegas. Como será famoso en el
futuro...Y muchas mas.
Papá, papá. -Dijo Gonzalo. ¡De mayor
quiero ser como Leo Messi!
Su padre le contestó- ¡ Pero hijo,
como vas a ser como Leo Messi, si querías apuntarte al equipo de Parquesol y ni
siquiera te han aceptado!
Gonzalo protestó y se fue al colegio
corriendo dando un portazo, disgustado porque su padre no tenía confianza en él.
Cuando llegó, no tenía ningunas gana
de ir al colegio. Entonces decidió hacer pellas, para no asistir a clase.
Se puso la capucha para que no le
reconociesen y salió corriendo. Llegó a un campo de futbol abandonado. Como
tenía el balón de futbol que su madre le había regalado, empezó a tirar con
todas sus fuerzas y desahogarse de lo que había pasado a la hora del desayuno.
Se le hicieron las 12:00 y sacó el
bocadillo que había preparado y su móvil.
En su colegio no les dejaban sacar el
móvil, pero algunos de sus amigos lo sacaban igualmente. Empezó a hablar a sus
amigos diciéndoles que no había ido a clase por que estaba malle dolía la
cabeza.
Cuando se hicieron las 12.30, Gonzalo
guardó el móvil, y se fue al kiosco que había al lado. Se compró uno Jumpers y
unos cuantos regalices, y al final se fue a casa corriendo por que se le había
hecho muy tarde, ya eran las 3:30. La hora de comer.
Sus padres le estaban esperando en la
puerta muy enfadados. Gonzalo veía venir lo que le iban a decir sus padres.
Gonzalo antes de que pudiera
defenderse se sorprendió, por que sus padres no le riñeron, solo un poco su
padre que entre lagrimas le dijo:
"Hijo, lo siento, pero estas castigado sin móvil". Entonces Gonzalo
recordó que le tenía que mandar un mensaje a Irene. De rodillas, Gonzalo suplicó
que el móvil no, que si querían castigarle, que le castigaran sin otro aparato
de los que tenía él, por ejemplo la 3DS,
la Wii, la Xvox, de todo menos su preciado móvil. Sus padre decidieron
castigarle sin ninguna consola de esas hasta que lo dijeran ellos.
Gonzalo, aliviado y a la vez enfadado
se fue a su cuarto para hablar con Irene, y empezaron a hablar de lo que había
hecho Gonzalo hasta lea hora de cenar.
Cuando se acostó Gonzalo no dejaba de
pensar en Irene y los deberes que tenía que hacer mara mañana. Estaba tan
preocupado que sin darse cuenta se le cerraron los parpados y se durmió.
Capítulo 9. IRENE
SIN MOVIL
Al día
siguiente Gonzalo fue a encender la tele cuando le llego un mensaje de un
número desconocido ponía:
-hola,
Gonzalo soy Irene
Gonzalo se
puso muy contento al ver que por fin le había escrito pero después le puso:
-No voy a
poder tener el móvil, pero mañana mis padres tienen que ir a hablar con mi
tutor, así que te veré allí.
Gonzalo
estaba triste pero a la vez contento, triste porque no iba a poder hablar por
el móvil con Irene, pero contento porque la iba a ver.
Se le paso
el día lento hasta que ya era de noche y iba a poder ver a Irene.
Al día
siguiente se despertó rápido lavándose los dientes rapidísimo y poniéndose la
ropa. Salió de casa corriendo pero, se le olvidaba algo
Espero
pensando y era evidente, se le había olvidado la mochila.
Fue
corriendo a su casa a por ella y le vio su madre, y dijo:
-¡¡Que haces
aquí y no en el colegio te quedas sin móvil!!
Gonzalo
respondía:
-Es que se
me ha olvidado la mochila.
La madre
enfadada dijo:
-Coge la
mochila y vete ¡!YA!!
Gonzalo salió
corriendo de casa con la mochila y lo que le paso fue terrible. Había un tren
pasando impidiéndole el paso.
Gonzalo veía
que el tiempo e le caía encima.
Pero afín
llego al colegio donde le mandaron a la Sala de espera por haber llegado tarde
al colegio a hablar con el director.
Pero en la
sala de espera estaba…
¡¡Irene!! ,
Gonzalo la vio y la fue a dar un beso cuando se oyó…
¡¡GONZALO
VEN AQUÍ AHORA MISMO!!
CAPITULO
10: GONZALO
APRENDE LA LECCIÓN
Gonzalo estaba muy nervioso el director
del colegio le habia convocado a su despacho¡ Hombre Gonzalo ! pasa pasa ,
siéntate .Y hablando con él muy seriamente le dijo bien claro, las normas son
las normas que las normas estan para cumplirlas y quien no estuvier de acuedo
se tenía que aguantar . Gonzalo se calló totalmente avergonzado y con su cara
seria empezo a pensar de que servía esa actitud , que así no seria alguien a
imitar por ninguno de su clase ,
teniendo en cuenta que Irene , era su mejor amiga y que normalmene ella lo
correcto . La mejor forma siguiera siendo así le sirvio a Gonzalo para que de
esa forma no revelandose contra todo
conseguiria mejores resultados . Y que no lo haría por los demás si no
por el mismo . Una vez en su casa pedió perdon a sus padres prometiendoles no
volver a fallarles . A la semana siguiente Gonzalo llevó a clase algo tan facil
como : lapizero , goma y boligrafo porque tenia examen de lengua y no se lo
habia preparado .Cuando acabo el examen se quedo aliviado porque lo habia acabo
y se fue a casa porque ya era hora de irse a casa . Por la tarde fue a futbol
como muchos de la semana . Cuando llego a casa estaba tan cansado qu
decidio irse a la cama .
Capítulo 11. Locas por un chico
Al día siguiente se
levantó, desayunó rápidamente y se fue al cole corriendo, cuando llegó Irene
estaba esperándole en la entrada. Raquel una compañera de Gonzalo, que le gustaba vio a Gonzalo y Irene hablando
y riéndose, le entró tal celos que cuando nadie miraba la tiró de los pelos y
las dos se pegaron diciendo: es mío, no es mío, menos mal que estaba un
profesor para separarlas, las llevó al despacho del director allí discutieron,
al final se disculparon, cuando salieron se miraron con una mirada rastrera,
Gonzalo estaba allí esperándolas, las preguntó que, ¿que tal había ido? Irene
contesto bien, Raquel se fue un poco mosqueada. En el recreo se acercó Raquel a
Gonzalo y le dio un sobre, dentro ponía en el parque de BMX a las
7:30. Por la tarde Gonzalo terminó los deberes muy rápidamente y se fue
al parque, cuando llegó Raquel le pegó un susto, le dijo sígueme, llegaron a un
sitio dónde se veía la puesta de sol, Raquel se acercó a Gonzalo, y le preguntó
que ¿Qué tal estaba con Irene? El respondió que bien, cuando calló el sol,
Raquel le dijo que si quería que fuese su novia, él respondió que sí. Entonces
Irene en el cole había visto la nota llegó allí, y vio a Raquel y Gonzalo dados
la mano por el parque, entonces salió corriendo y llorando.
Al día siguiente,
desayunó y se fue al cole rápido como una bala, pero al llegar allí no estaba allí Irene sino Raquel, cuando la vio Raquel le
dijo dame la mano bomboncito, entonces llegó Irene y vio a Raquel y Gonzalo
dándose la mano y se enceló contra los dos, a Gonzalo le dio en la barriga,
Raquel fue corriendo al profesor y la castigo una semana sin salir al patio,
juró que se vengaría de Gonzalo y de Raquel.
Capítulo 12: La gran pesadilla
Gonzalo se despertó
todo lo que le había pasado no era más que un sueño mejor dicho una pesadilla.
Gonzalo bajó las escaleras muy tranquilo, sabiendo que todo había sido un
simple sueño, desayunó tan despacio que casi no llega al colegio si no fuese
por su madre que le había avisado de que no llegaba al colegio.
Cuando llegó al colegio y vio a Irene fue corriendo a
abrazarla y a dar la un beso en la mejilla. Irene se puso roja puesto que no le
había visto venir Gonzalo no se separó de ella hasta que sonó el timbre para
entrar en clase, puesto que eran de clases diferentes. Durante el recreo Gonzalo
estuvo jugando al futbol como lo hacía en todos los recreos.
Gonzalo no volvió a hablar a Raquel durante una semana
puesto que después de esa semana les tocaba hacer un trabajo en grupo sobre
Egipto y a él le toco con Irene, Raquel, su mejor amigo Julián y él.
El trabajo constaba de hacer en una cartulina una
presentación de un faraón egipcio a su grupo les tocó Tutankamon, era el faraón
favorito de Gonzalo puesto que le gustaba mucho Egipto. Gonzalo llevó dos
papiros egipcios que tenía en su casa puesto que fue a Egipto por su comunión y
los compró allí.
La nota del trabajo fue un 10 y esa nota le vino muy bien a
Gonzalo porque había sacado un 5´1 en el examen.
Capítulo
13: disputa en el recreo
Como todos los días a la hora del recreo se jugaba un
partido de futbol entre equipos.
Pero ese día no se ponían de acuerdo quien ser el capitán
del equipo, Jorge y Gonzalo jugaban juntos. .
Entonces todos se pusieron de acuerdo para sortearlo,
pasado un buen rato, salió Gonzalo como ganador. Jorge se picó un poco pero se
le fue pasando y acepto de buena manera su derrota.
A la hora de jugar el partido Jorge se picó con Gonzalo y
le puso la zancadilla.
Gonzalo era el encargado de tirar la falta, ya estaban en
los últimos minutos del partido. Gonzalo miro fijamente al portero, Gonzalo
tiro la falta y metió un golazo por toda la escuadra.
Jorge se dio prisa en sacar de medio del campo, hicieron
una jugada perfecta pero Gonzalo sin querer le dio un empujón dentro del
área.PENALTIIIII.
Jorge sabía que era la única oportunidad para empatar el partió,
tiro con todas sus fuerzas y marco gol. Sonó el silbato de final y Jorge y
Gonzalo se dieron la mano como amigos. Pero ¿que pasara en el próximo partido?
Capítulo 14:
La persecución
El siguiente partido del recreo estaba muy disputado,
iban tres a dos. El equipo de Jorge iba ganando. Gonzalo estaba deseando marcar
dos goles para ganar. Entonces a este le llegó un balón perfecto, tiró y… ¡gol!
A Gonzalo le dio mucha ilusión marcar un gol para empatar. El timbre sonó. A
los dos amigos le dieron igual ganar, perder o empatar.
A la tarde Gonzalo se quedó castigado sin entrenamiento
porque había suspendido un examen de matemáticas. Tuvo que hacer los deberes y
estudiar a fondo para el siguiente examen de matemáticas, puesto que era mañana,
viernes diecinueve de Febrero. Gonzalo se lo estudió de p a pa.
Al día siguiente el examen le salió como ninguno le había
salido mejor. Al terminarlo le preguntó a Irene que tal le había salido, le
dijo que muy bien. Estaban muy nerviosos por saber la nota. El lunes les
dijeron la nota, Gonzalo sacó un 9,6 e Irene un 9,6. Todo fue una coincidencia.
Pasaron cinco días, era sábado y… todos los Sábados
Gonzalo quedaba con Irene. Fueron a ver una exposición en una pequeña Iglesia, la exposición era de
rocas y minerales. Se sorprendieron por la variedad de minerales y rocas que había, también había
unas vitrinas enormes. Les vinieron muy bien ver la exposición, estaban viendo
eso en Biología.
Detrás había dos hombres con muy mala pinta, vestidos de
negro, los dos niños los ignoraron. En recepción había unos dibujos que había
que colorearlos. Si lo hacían se llevarían un mineral. A los dos les parecía
una chorrada pero lo hicieron, con tal de conseguir un mineral. Al salir eran
las siete menos cuarto. Gonzalo tenía que estar en casa a las nueve. Les
sobraban mucho tiempo, decidieron pasear por la calle.
Estaban un poco vacías, pero a ellos les dieron igual.
Gonzalo miraba el mineral que se había llevado, lo lanzaba al aire y lo cogía,
le parecía alucinante ese mineral. Pero… algo les sentían incomodos. Siempre
habían unas personas detrás. Les sonaban de algo. Estaban empezando a coger
mucho miedo. Los dos, ambos decidieron correr, por si les pasaba algo. Gonzalo
estaba pensado que a lo mejor no llegaba a casa. También en su madre, su padre
y toda su familia y sus amigos. Estaba muerto de miedo.
Sintieron como un roce de manos, pero… cuando menos se lo
esperaron ¡zás! Les agarraron aquellos hombres quedándolos sin poder mover las
extremidades. Chillaron todo lo que pudieron, pero lo malo es que no había
nadie en la calle. Pasaron horas y horas y sus padres estaban empezando a
preocuparse. Tuvieron que llamar a la policía, estaban mordiéndose las uñas a
ver si cogían el teléfono.
Capítulo 15: Un susto
Los dos amigos de repente se encontraron en
un cuarto muy sucio, con poca luz y atados a una silla. Irene estaba muy
nerviosa y lloraba todo el rato pero Gonzalo la trataba de tranquilizar. Les
habían quitado los móviles y nadie les oía gritar.
Se abrió la puerta y entraron dos hombre
encapuchados con coca-cola y macarrones para cada uno. Les desataron para comer
y Gonzalo estaba contento pero a la vez nervioso por si tenía algo de veneno la
comida. Gonzalo probó la comida y animó a Irene para que probara su plato. Cuando terminaron volvieron a atarles y
se marcharon.
Mientras tanto los padres de Gonzalo llamaron
a la policía para contarles lo que había pasado. Los móviles no tenían cobertura
y solo podían esperar a que alguien se pusiera en contacto con ellos.
Desde el cuarto Gonzalo e Irene podían
escuchar a los secuestradores hablar sobre mandar a la familia un mensaje
pidiendo dinero. Ellos se tranquilizaron y pensaron que pronto estarían en casa
a salvo.
Los hombres entraron en la habitación y les
contaron la conversación que habían tenido con sus padres, pero había algo mas…
habían decidido enviar como prueba de que les tenían, las gafas de Irene y un
trozo del dedo corazón de Gonzalo en el que había una mancha que le
identificaba.
Los dos empezaron a llorar sin consuelo,
sobre todo Gonzalo.
Llegó el momento y Gonzalo se resistía,
empezó a patalear, uno le agarró fuerte y mientras el otro agarró una navaja.
Se escuchó un fuerte grito…
Gonzalo estaba sentado en su cama sudando
mirándose las manos. Estaban todos los dedos. Su madre entró preocupada y le
preguntó qué le pasaba. Todo había sido un mal sueño, era sábado y había
quedado con Irene por la tarde. Todo había sido tan real que hasta le temblaban
las piernas y las manos que no dejaba de mirar.
Su madre le abrazó muy fuerte y Gonzalo se
tranquilizó.
CAPÍTULO 16. Irene no aparece.
Gonzalo se duchó, se vistió y se puso guapo para ir a ver a Irene. Al
llegar la hora a la que habían quedado, Gonzalo fue corriendo al parque y, como
Irene todavía no había llegado se quedó sentado en el banco. Pasaron varias
horas e Irene no aparecía, Gonzalo se fue muy triste a casa. A penas cenó y se
fue a dormir, pero no pudo pegar ojo, estuvo toda la noche pegado al móvil
esperando un mensaje de Irene, en el que por lo menos le dijera por qué no
había ido, pero ni quiera le había hablado.
Al día siguiente Gonzalo se preparó para el colegio y salió más pronto para
poder hablar con Irene. Cuando llegó al colegio, Gonzalo se quedó esperándola en
la puerta, se le hizo tarde y como Irene no había llegado entró con sus amigos.
En el recreo Gonzalo estaba castigado en clase con sus amigos por no haber
hecho los ejercicios, se le estaba haciendo eterno aquel día. Cuando por fin
sonó el timbre, Irene se fue corriendo y a Gonzalo no le dio tiempo a verla.
A la tarde se fue al entrenamiento y luego estuvo un rato con sus amigos.
Al volver a casa tenía varias llamadas perdidas de Irene, cogió el móvil y l
llamó.
-Hola Gonzalo ¿qué tal estás?
-Cómo que ¿qué tal estás? Llevas todo el día evitándome y el día que
quedamos ni siquiera apareciste…
-Haber cómo te digo esto Gonzalo…
CAPITULO 17: A VER CÓMO TE DIGO ESTO GONZALO…
Haber Gonzalo te quería decir que no es que me gustes si
no que te veo como un gran amigo y no quiero perderte, por cierto, no pude
asistir al parque porque me tuvieron que llevar al hospital por un constipado.
Al día siguiente en el recreo jugando al futbol como
todos los días sentí una molestia en el quinto metatarsiano derecho, me sonó el
hueso, yo lo oí, me llevaron mis compañeros en volandas porque no podía ni
andar. Al llegar a la recepción del colegio me estuvieron mirando los
profesores si me dolía o no me dolía, les dije que llamaran a mis adres porque
el hueso le tenía para afuera. Al llegar mis padres me llevaron corriendo al
Hospital, pero como no disponían de material suficiente para arreglármelo
decidieron llevarme al Hospital Rio Ortega, me desplazaron hasta Valladolid en
helicóptero, como me gustaba mucho los helicópteros pregunte a los médicos y al
piloto que donde se manejaba.
-El piloto me dijo que cuando me recuperase que me
enseñaría.
-Gonzalo respondió: Vale muchísimas gracias.
Ya en la sala de espera le dijo su madre que, si le
dolía, él dijo que si, le llamaron diciendo: Gonzalo Domínguez, por favor vete
al Box número 3.
Gonzalo cojeando se dirigió hacia la habitación que le
habían llamado, él tuvo que explicar lo que le había sucedido, según la
gravedad que tenía le llevaron corriendo hacia la sala de rayos, para hacerle
corriendo la radiografía, le dijeron que tenía rotura de 2 dedos, el 4 y 5
metatarsiano de la pierna derecha.
Le metieron en la uvi porque se le ensangrentaron los
dedos, los médicos le asustaron un poco diciéndole que alomojor le tenían que
amputar los dos dedos rotos.
Al día siguiente la cosa iba a peor y al final era verdad
lo de que se los tenían que amputar, a Gonzalo se les cayó el alma a los pies.
Al dirigirle hacia el quirófano dijo el cirujano que no
que sol se había ensangrentado de la rotura.
¿Cómo se tomaron sus padres la “Broma” que les hicieron
los médicos?
Capítulo 18: Dolor y alegría entre
dos chicas.
Me
habían vuelto a llevar a Madrid y me encontraba en mi habitación aún dolorido
por la operación que me habían hecho vivir. Esperaba con ansia el mensaje de
Irene que diría “Voy corriendo a verte”. De repente mi móvil vibró con tal
fuerza que hizo que se cayera mi lámpara de la mesilla de noche. Con dificultad
fui hacía la mesilla y encendí la pantalla del móvil. El mensaje debía ser muy
largo porque no lo podía leer desde las notificaciones, lo abrí y con
desconcierto lo leí:
- Querido Gonzalo-empezaba muy mal-
Te escribo este
mensaje para pedirte que te olvides de mí.
Mi padre ha conseguido un trabajo buenísimo en Alemania y
nos vamos con él. Quiero que me olvides porque podrías hacer alguna tontería para
estar conmigo y hasta hacerte daño a ti mismo y a los que te rodean. Piensa que
si haces esto me harás feliz y es lo que
quieres ¿verdad?
Haz borrón y cuenta nueva por favor y no me escribas
porque voy a dar de baja el móvil.
Gracias, Irene.
Me
quedé de piedra cuando terminé de leer el mensaje pero pensé “Si quieres a
alguien lo primero es hacerle feliz”
El
día siguiente llovió, el tiempo estaba como yo triste y deprimido. Cuando entré
en clase vi que había alguien sentado en el pupitre de al lado, “Irene” pensé
enseguida pero en cuanto me acerqué vi que era una chica nueva, morena como
Irene pero con gafas y un libro muy gordo enfrente de ella. Me senté a su lado
e intenté leer una línea de su libro pero pasó de página. El profesor de
sociales entró y dijo:
- Buenos días, os quiero presentar a Isabella una chica que
viene de Alemania…
Así
que ella era la que había causado todo el problema de Irene.
- Gonzalo ¿me escuchas?, estaba diciendo que tú tienes que
cuidar por así decirlo de ella ¿vale?
Tenía
que decir que no, esa chica me había quitado a Irene, a mi Irene pero sabía que
ella lo habría querido.
- De acuerdo Sr.Eaton.
Ya
no había vuelta atrás, Isabella me dijo con timidez:
- Hola, soy Isabella pero puedes llamarme Bella, gracias
por querer ocuparte de mí, lo de ser nueva no me gusta.
- No te preocupes-la respondí intentando mostrarme sereno-
tengo experiencia ya tienes que debes ser
la tercera o la cuarta.
- Vale me puedes pasar el horario ¿Por favor?
- Claro si quieres, puedes venir a mi casa para copiar las lecciones.
- Vale, ¿a las cinco y media te parece bien?
- Vale
Genial
la chica que me había a Irene venía a mi casa ¿de verdad quién es más bobo que
yo? Nadie ni sé porque lo pregunto si se la respuesta. Intenté seguir la clase
pero ella me atraía como un imán. La miré pero ella no me prestaba atención. Al
llegar a casa mi móvil empezó a sonar y
respondí.
- Hola
- Hola Gonzalo-reconocí la voz enseguida- soy Irene ¿puedes
hablar?
- Claro pero rápido porque hay una nueva en clase y va a
venir a casa para copiar las lecciones pero no te importa porque seguro que vas
a llegar pronto a la frontera.
- Si estoy cerca de la frontera, llamaba para decirte
adiós.
- Me dijiste que no te llamara, que no te enviara mensajes
y vas tú y me llamas ¿Qué quieres que me vuelva loco?- fui un poco borde pero
tenía razón-bueno me tengo que ir, adiós-añadí muy secamente.
- Adiós y lo siento.
Aún
quedaba media hora para que llegara Bella y subí a la habitación pensando en la
disputa con Irene, esta vez la había liado parda y no sabía cómo solucionarlo.
Empecé a pensar en todo lo que había pasado y se pasó el tiempo volando y de
repente sonó el timbre, fui a abrir la puerta mirando si estaba arreglado y
abrí. Bella estaba arreglada pero no para tanto y tenía el pelo mojado de un
color negro azabache, se sonrojó al verme sonreír y entró con cuidado como si
fuera a romper algo. Y entonces empezó a mirar a su alrededor y a buscar algo.
De pronto dijo:
- ¿No tienes libros en tu casa?
Esta
pregunta me aturdió y la respondí:
- Si pero están en mi cuarto ¿quieres subir a verlos?
- Claro es que me parecía tan raro que no hubiera libros-
dijo mientras subía la escalera- en mi opinión en todas las casas hay que tener
libros para fomentar el conocimiento de las personas.
- Yo también- dije para causar buena impresión.
Bueno
ya habíamos llegado, Bella miró los libros con interés y luego se puso a copiar
las lecciones mientras hablábamos sobre libros, películas y clases.
¿Habrá historia de amor?
CAPÍTULO 19: LA CONVERSACIÓN
Al cabo de una hora Bella
termino de copiar todas las lecciones, yo durante ese tiempo estuve a la
escucha de su conversación sobre libros de muchas páginas que ella había leído.
-
Bueno pues ya está- dijo Bella algo cansada de
tanto escribir-.
-
Ahora si quieres te puedo invitar a un cola
cao para merendar- añadió Gonzalo-.
-
Vale- respondió ella-.
Bajamos las escaleras y recorrimos el pasillo hasta
llegar a la cocina. Allí preparé los cola cao. Conversamos de cosas del nuevo
colegio de Bella.
Durante esa conversación me estaban
entrando como unas extrañas sensaciones. Al cabo de un rato comprendí que se
trataba de que se estaba enamorando de Bella. Entonces, como si una fuerza
extraterrestre le hubiera poseído dijo:
-
Bella- llame su atención-.
-
¿Qué?- respondió ella-.
-
¿Tienes novio o novia?- la pregunté-.
-
No, ¿Por qué?- pregunto ella.
-
No… nada, por saber…-dije-.
No me atrevía a pedirla
salir un día después de haberse ido a vivir a
Alemania mi antigua novia, Irene. Mis compañeros pensarían que estaba
desesperado por encontrar una novia si pidiera salir a una chica nueva que vino
ayer a nuestra clase, cuando hace un día estaba “saliendo” o al menos eso
pensaba yo con Irene.
-
¿Y tú, Gonzalo?- me devolvió la pregunta
Bella-.
-
Ehhh- no sabía que decirla porque a lo mejor
conocía a Irene y me calificaría como mentiroso, pero luego me acorde que Irene
me dijo que me olvidase de ella.-no, ahora no tengo.
-
Bueno, Gonzalo es hora de irme, mis padres me
están esperando en la plaza del burro, y yo también tengo ganas de irme a casa
a descansar porque ha sido un día muy ajetreado.-añadió Bella-.
-
Me parece normal, yo tengo que hacer los deberes
de matemáticas que todavía no les he hecho –añadió Gonzalo-.
A continuación Gonzalo
acompañó a Bella a la puerta.
-
A dios, Gonzalo –dijo bella ya en el porche-.
-
A dios, Bella –respondió Gonzalo-.
Gonzalo se fue a hacer los
deberes, a cenar y luego se fue a dormir, ese día le gustó mucho ya que lo paso
muy bien con su nueva amiga Bella la cual había conocido esa misma mañana en el
colegio.
Capítulo
20: Una decepción y un reconcilio
Me desperté a la mañana
siguiente pensando que pasaría hoy. Esta noche he soñado con Bella era raro
porque me decía que a lo mejor deberíamos intentar algo. Me vestí y desayuné,
era martes la semana había empezado a la vez bien y mal. Me fui al colegio y vi
a Bella en la puerta del colegio y fui a saludarla:
-
Hola...
-
He tenido un sueño rarísimo y me decías que teníamos que tener algo y me puse muy
nerviosa y no dormí tenía que contártelo pero no tenía tu teléfono y por eso te
he estado esperando más de media hora aquí en esta misma puerta ¿ Cómo es que
has llegado tan tarde?
-
Primero llego siempre a esta hora, segundo
buenos días sabías que hoy es un buen día dado que no hay exámenes y tercero he
tenido un sueño idéntico al tuyo ¿crees que una entidad nos está controlando?
-
No claro que no, eres muy rarito, pero bueno
es normal dado a que no te has leído ni la mitad de libros que yo sobre las
entidades.
-
Vale, que quería decir el sueño… ¿tú lo
sabes?
-
Eso es lo que te iba a preguntar ¿crees que
alguien nos a hipnotizado?
-
No lo sé y pasamos toda la tarde en mi casa
no puede ser eso mejor que hablemos luego tengo que irme a clase tengo clase
de…
-
Historia igual que yo te sientas a mi lado.
En clase no paraba de pensar
en ese sueño y si quería decir que nos diésemos una oportunidad hablaría de
ello luego con ella.
-
Bella -le susurré- creo que sé lo que quiere decir.
-
Yo
también creo que tendríamos que ser amigos pero no novios mejores amigos para que no haya
problemas, ¿no crees?
-
Si es exactamente lo que iba a decirte.
-
Bien pues a callar que nos ponen un parte.
Bien no me tenía porque
gustar tenía que hablar con Lydia o con Javier ellos eran mis mejores amigos
antes de enamorarme de Irene bueno se habían enfadado porque se habían
equivocado y yo los perdoné. Después de clase fui a verlos y me perdonaron como
había previsto y les conté lo que me pasaba:
-
Es que me gusta mucho y ella dice que solo
seamos amigos.
-
Chaval ya te gusta otra y se acaba de ir
Irene – me dice Lydia
-
Eres muy raro a lo mejor tendrías que
decírselo – me dice Javier.
-
Si es lo que voy a hacer.
Llamé a Bella dado que me
había dado su teléfono:
-
Hola ángel nos vemos en el parque en media
hora.
-
Vale
-
Unos amigos vendrán conmigo
-
Vale
Colgué y nos fuimos al parque
y cuando llegó le presenté a Lydia y
Javier y sin querer lo dijimos a la vez:
-
Tendríamos que salir
-
Si – dije yo- eso es
-
Nosotros os declaramos novio y novia –Dijeron
Lydia y Javier.
Y nos fuimos a mi casa a ver
una competición de patinaje artístico cosa que a mi ángel le encantó.
¿Cuánto durará?
CAPITULO 21: ¡UNA SORPRESA INESPERADA!
Al día siguiente, me levanté temprano para ir
al colegio, porque había quedado con Bella. Cuando la vi me sorprendió tanto
que la besé sin pensarlo, estaba tan guapa con ese vestido de flores rojas y
sus francesitas doradas, que parecía una princesa. Hablamos un rato y cuando
sonó el timbre, dijo Bella: - Toca clase de Historia, y fuimos rápidamente.
Durante las clases, ambos estábamos
despistados, porque no parábamos de mirarnos y sonreírnos, estábamos tan
enamorados…
Al salir de clase fijamos una hora para vernos
de nuevo, a las cinco y media en el parque BMX.
Después de comer comenzó a vibrar mi móvil, era
un mensaje desconocido, no sabía quién podía ser, entonces respondí que quién
era, y de repente contestó Irene, yo me asusté, porque Irene me dijo que no me
preocupara más de ella y yo le dije que por qué hablaba de nuevo conmigo. Irene
me dijo: - Vuelvo a casa en unos días, supongo que estarás contento. No podía
pensar en otra cosa.
Ya era la hora y estaba en el parque esperando
a Bella, tenía que contárselo y tomar una decisión, pero cuando llegó ella, me
dijo que teníamos que hablar y yo le dije que qué ocurría. Entonces me comentó
que tenía que volver a Alemania con su familia, yo me quedé sorprendido, pero
pensé que así resultaba más fácil volver con Irene, a quien realmente no había
podido olvidar.
¿Cómo será el reencuentro?
LA
VUELTA
Irene volvió
y nadie se lo esperaba, sólo Gonzalo porque se lo había dicho por un mensaje.
Gonzalo estaba muy preocupado porque no sabía que hacer, ya que al estar
saliendo ahora con Bela pensaba que Irene se enfadaría. Pensó en llamarla
cuanto antes y ser el primero en decírselo y que nadie se adelantara pero era
demasiado tarde.
Irene entró
por la puerta del instituto y de casualidad a la primera que se encontró fue a
Bela. Ellas no se conocían de nada pero enseguida se hicieron muy amigas ya que
tenían los mismos gustos, incluso coincidió que estaban en la misma clase y se
sentaron juntas.
En estos
días Gonzalo no apareció por el instituto ya que se encontraba enfermo con
gripe o eso dijo a todos sus amigos.
Mientras
tanto Bela e Irene pasaban todo el día juntas, en clase juntas, en casa
haciendo los deberes juntas, todo juntas. ¡ Vamos que se hicieron “mejas”!.
Bela le
contó que estaba saliendo con un chico del instituto que era muy guapo desde
hacía unos tres meses e Irene le contó que hacía tres meses ella se había
marchado con sus padres de la ciudad y que también había estado saliendo con un
chico. Empezaron a dar detalles de cada uno de sus chicos y la verdad es que
tenían muchas cosas parecidas lo único que tenían diferente era el nombre ya
que Gonzalo le dijo a Bela que se llamaba Erik.
Pasó una
semana y Gonzalo seguía sin aparecer por el instituto Bela le llamaba para ver
que tal estaba y saber cuando volvería por el instituto e Irene también le
llamaba porque quería verle para hablar con él. Irene le contó que había
conocido a una chica en el instituto y que se había hecho muy amiga suya
incluso le dijo el nombre Bela, él en ese momento no se atrevió a decirle que
Bela era su nueva novia, pensó que se lo diría en otro momento.
El sábado
por la tarde Bela y su amiga Irene quedaron para ir de compras por el centro de
la ciudad de repente las dos amigas se sorprendieron al ver a Gonzalo comprando
en una tienda. Las dos a la vez fueron a saludarle y cuando Gonzalo las vió se
quedó con la boca abierta y sin saber que decir. Bela e Irene se miraron sin
entender nada.
CAPÍTULO 23: HAGO UNA LOCURA Y NADIE SE SORPRENDE.
Yo no sabía que
decir. Tengo dos opciones, fastidiar a Irene o fastidiar a Bella.
-Es que...yo…, dije
muerto de vergüenza.
-Verás…lo que paso
fue…, y desgraciadamente tampoco pude terminar esa frase.
-Esto…, dije abatido.
Me avergüenzo de mí mismo. Por un momento se me pasó la idea de convertirme en
científico loco y fusionar a mis dos amores. Estaba pensando en mis fantasías
cuando…
-Espera… ¿ya os
conocíais?, dijo Irene a Bella.
Hice un gesto con la mano
para que Bella salvara la situación.
-Ehh… ¡Qué va, no le
conozco de nada, no es que sea mi novio desde hace tres meses…! Dijo Bella muy
nerviosa.
-Por desgracia,
mientes fatal…, dijo Irene. -Y por desgracia vas a tener que vértelas conmigo…,
Fue hacia Bella,
pero, de repente, se paró un momento y se volvió hacia mí.
-¿Sabes qué?, que
ella no tiene la culpa, la tienes tú.
-¿Yo?, dije. Me
sorprende que solo haya sido capaz de decir un simple “Yo”, después de todo lo
que he armado. Bueno, también me sorprende estar aquí ahora mismo, cuando
debería haber salido de la ciudad en cuanto Irene me dijo que volvía.
Mi única reacción fue
echar a correr. Corrí sin mirar atrás. Suponía que me estaba siguiendo así que
salte a una alcantarilla abierta. -“¿Por qué demonios he hecho eso?”, pensé
para mis adentros. Pero ya era demasiado tarde. Mala suerte la mía, que unos
gamberros van y la tapan.
-“Vale… a ver…, mis
mejores amigas han peleado y yo estoy metido en una alcantarilla” pensé.
-¿Qué hago ahora?, dije entre suspiros.